Cuando las enfermedades graves afectan a la poblacion de escasos recursos

Caminando por las calles guayaquileñas en la esquina de 10 de Agosto y Boyacá ayudé, con mi esposa, a cruzar a un vendedor de caramelos de 67 años que no tiene piernas; pero camina porque en las rodillas se coloca esponjas para aguantar el dolor y dos pedazos de caucho. Se ayuda, además, con dos pequeñas muletas. Mientras le daba una moneda, se acercó un joven drogadicto a pedirme dinero para un almuerzo. ALS, las siglas del hombre con discapacidad, le dijo que se convierta en vendedor y no pida.

ALS es una víctima más de la terrible diabetes. Hace 18 meses perdió las piernas. A pesar de su lucha contra la enfermedad, siempre trabajó; sin embargo, del último empleo lo botaron cuando no pudo andar normalmente. Debe trabajar porque su esposa está en cama por causa de la osteoporosis, la hija mayor que lo acompaña es desempleada y los demás hijos ni siquiera lo visitan. Todo este cuadro de dolor debe conmover a las autoridades que le han manifestado que debe esperar con paciencia.

Ojalá, señor Director, que la espera no sea larga porque este hombre quiere seguir viviendo, movilizarse con dos prótesis y recibir el bono que le corresponde. Como dice el dicho “Hoy por ti, mañana por mí”.

Lic. César Burgos Flor