En el Comando de Policía de San Lorenzo, destruido el pasado 27 de enero por un coche bomba, se reforzó la seguridad con la colocación de sacos de arena, un vehículo blindado y vallas metálicas. El Comando está ubicado a la salida del cantón San Lorenzo,

El enemigo desconocido en terreno inaccesible

El secuestro fue el último elemento que se sumó al ambiente de temor que viven poblaciones de Esmeraldas, como San Lorenzo.

El secuestro fue el último elemento que se sumó al ambiente de temor que viven poblaciones de Esmeraldas, como San Lorenzo.

En ese cantón la gente está preocupada, pero invariablemente la declaración ‘oficial’ es que todo está normal. Así tratan de llevar su vida. El hermetismo a la hora de hablar de los atentados, las muertes de militares o cruces de disparos desde el otro lado de la frontera es la constante, sobre todo, si enfrente está un periodista.

Casi nadie quiere hablar de eso. Quienes lo hacen exigen anonimato. Expertos en inteligencia, como el coronel Mario Pazmiño, creen que lo que se está viviendo es el inicio de una guerra asimétrica y que la zona, por el momento, está ‘casi’ fuera de control. El exjefe de Inteligencia militar describe a esa asimetría como la pelea entre dos estructuras: la ‘fuerte’, que es el Estado con FF. AA. y Policía, y la ‘débil’, representada por la disidencia de las FARC, con número y armamento reducidos.

“Los más débiles aplican métodos irregulares, atípicos, atentados con explosivos, voladuras de estaciones de energía y emboscadas a patrullas”, advierte. Para él, lo que busca la ‘guerra’ desatada por la disidencia es, precisamente, crear pánico y temor en la población.

Pero esa estructura ‘débil’ también juega con otras ventajas que le aseguran el control de la zona por otras vías: la propiedad de haciendas, ganado, tecnología satelital e implementos que le permiten subsistir sin problemas.

Pazmiño asegura que las FF. AA. y la Policía no actúan, sino que están “reaccionando” porque no tienen inteligencia de lo que ocurre en el sector.

Para ellos, el ingreso de los grupos irregulares dedicados al narcotráfico y sus prácticas terroristas es enfrentarse a “un enemigo desconocido”. Pazmiño lo califica como ‘irregular’, que no pertenece a otro Ejército. Los militares, por el contrario, están preparados para un combate con un ejército similar. Él insiste en que no hay la preparación adecuada ni el equipo para enfrentar esta nueva amenaza.

Tal vez, por eso, aunque el Ejército y la Policía vigilan la zona con controles y patrullajes, la población está angustiada. Algunos, como los de El Pan, abandonaron sus casas tras el intercambio de disparos entre militares e irregulares. Paola Caicedo, la única profesora de la escuela unidocente con 23 alumnos, contó a EXPRESO que hasta esa población llegaban grupos armados y, por eso, se militarizó la zona.

Luego del incidente la mayoría de pobladores salió, al igual que los militares, dijo. A unos 20 kilómetros, en Guadualito, se instaló un control policial y militar que registra minuciosamente a quienes vuelven.

Los vigilantes han visto inconsistencia en productos y artículos que tratan de ingresar. Extraoficialmente, se habla por ejemplo de familias de cuatro o cinco personas tratando de llevar cajas enteras de latas de atún para supuesto consumo personal. Esos excesos no se permiten porque hay el riesgo de que sirvan para aprovisionar a los grupos irregulares.

Lo mismo ocurre a dos kilómetros de Mataje, en el destacamento de la Armada. El control es riguroso y cualquier novedad se reporta a agentes de grupos tácticos policiales que se incorporaron al control.

De Mataje salen e ingresan vehículos nuevos, sin placas, con ocupantes que se dirigen a hacer depósitos en bancos.

En San Lorenzo es un secreto a voces que pobladores de comunidades con 200 habitantes o menos levantaron tiendas abastecidas, por ejemplo, con 100 pares de botas cada una.

El general Ernesto González, exjefe del Comando Conjunto, dice que falta una política para atender la problemática de frontera: hay abandono, falta de servicios básicos y fuentes de trabajo. La población, advierte, es fácilmente tentada a caer en las redes de narcotraficantes. Policía y militares tratan de hacer sentir su presencia. Ya instalaron puestos fijos de grupos élite en el puerto, centro y sur del cantón.

Periodistas fueron a la embajada

Una veintena de periodistas acudió ayer al mediodía a la embajada de Colombia en Quito.

El objetivo fue entregar una carta en la que se expone la situación del grupo periodístico de diario El Comercio, secuestrado el lunes en Mataje, San Lorenzo, Esmeraldas.

En la misiva se solicitan acciones del Gobierno de ese país para conseguir la liberación de los secuestrados.

La acción de ayer es una de las varias iniciativas impulsadas por periodistas de distintos medios que están desarrollando vigilias y plantones para buscar la liberación de sus compañeros.

Estados Unidos también ofrece su colaboración

Entre las muestras de solidaridad y apoyo al equipo periodístico secuestrado en Mataje, Esmeraldas, llegó la de la embajada de Estados Unidos en Quito.

El apoyo llegó también para las familias de los miembros de su equipo. “Hacemos votos porque vuelvan sanos y salvos. Apoyamos al Gobierno del Ecuador en sus esfuerzos para devolverlos a sus familias y restaurar la seguridad en la frontera”, se escribió en la cuenta de Twitter de la embajada.

Hubo también muestras de respaldo de gremios internacionales de periodistas.