Los EE.UU. definen su futuro

Que algunos servicios públicos no funcionan en los Estados Unidos como podría esperarse, dada la magnitud de los presupuestos destinados a su atención, lo prueba la deficiencia de los destinados a proteger la salud de los ciudadanos, especialmente la d

Que algunos servicios públicos no funcionan en los Estados Unidos como podría esperarse, dada la magnitud de los presupuestos destinados a su atención, lo prueba la deficiencia de los destinados a proteger la salud de los ciudadanos, especialmente la de aquellos con menores ingresos.

Precisamente, la actual candidata por el partido demócrata presentó a su tiempo una propuesta para intentar garantizar a sus compatriotas esa vital prestación pero, el juego de los intereses que eventualmente podrían verse perjudicados logró, antagonizándola con fuerza, evitar que se concrete en su sentido inicial y apenas se obtuvieron unos avances relativos durante la administración que está por terminar.

Lo señalado evidencia cómo en la política estadounidense el peso de las repercusiones económicas en las grandes empresas de los planteamientos de los candidatos a la presidencia, consigue mantenerlos dentro de un “statu quo” que impide que desborden ciertos márgenes.

Ese hecho, que tiene el beneficio de la estabilidad respecto de las reglas del juego, despejando las incertidumbres, congela a la vez la posibilidad de la realización de cambios que al parecer han devenido en impostergables. La necesidad de realizar determinados ajustes se comprueba en el descontento que entre los partidarios de la derecha republicana significa el apoyo al candidato Trump, y desde posiciones de izquierda en la nomenclatura norteamericana, en lo que defendió con fuerte respaldo entre los jóvenes, el aspirante Sanders.

Por paradoja, el descontento de los republicanos más conservadores ahora se concreta en planteamientos que bordean lo xenófobo, ya sea desde la retórica empleada o la reiterada voluntad de construir un muro en la frontera de los Estados Unidos con México, pasando por la revisión de los acuerdos que se mantienen con este último país y Canadá.

Frente a esos hechos, pareciera que no bastan los llamados a frenar el odio y las descalificaciones que, desde fuentes demócratas, hacen quienes pretenden oponerse al ahora ya oficialmente candidato republicano. La agresividad mostrada a lo largo de su campaña, con los resultados positivos hasta hoy obtenidos, muestran a un electorado deseoso de asumir como propias las promesas que les ofrecen poner nuevamente a su patria en el primer plano, pese al riesgo de perder sus valores más sentidos.