La educacion superior

Vinculado de distintas maneras a diversos ámbitos de la denominada educación superior, el primer reconocimiento, en cualquiera de ellos, es que de su calidad y pertinencia depende el futuro del país en que se desarrollan. Ya no se discute aquello de que una nación marcha al ritmo que sus instituciones universitarias lo hacen. Por supuesto, no deja de reflexionarse en que la calidad de una institución de educación superior está fuertemente ligada a la calidad del país.

Todo esto a propósito de los 150 años de fundación, recién cumplidos, de mi “alma mater”, la Universidad de Guayaquil. Enorme gratitud le debo y por ello me permito ser crítico. No me consuela que recordando un nuevo aniversario de su creación se la distinga como la más grande del país. Sin duda, siéndolo, me hubiese gustado verla signada como la mejor en su calidad académica. La que cuenta con el mejor plantel de profesores. La que posee los mejores laboratorios. La que se integra con los estudiantes más dedicados. La que produce las mejores investigaciones. La que cuenta con magníficas revistas indexadas. La que le ofrece al deporte los más calificados atletas. Por supuesto, omitirlo sería negarme a mí mismo la que es hogar sagrado de las más nobles búsquedas de nuevos y mejores días para el Ecuador. La que forma jóvenes valientes y aguerridos que no se someten sumisos a los tiranos de turno y están dispuestos a todo sacrificio a sabiendas, con Martí, de que la patria es ara, no pedestal.

Sin duda, toda universidad es guardiana de los mejores y más nobles atributos de una república y por eso, cuando calla, deja sin voz a su pueblo. Igual que cuando grita desaforada, haciendo gárgaras con la palabra revolución, como les dijo Fidel a unos entusiastas jóvenes chilenos.

Por ello, en razón de respeto a nuestro patrimonio cívico más grande, debemos cuidarlo con afecto y esmero y poner el hombro para garantizarle a la universidad ecuatoriana una situación acorde con sus altos fines, partiendo, por supuesto, de la certeza de calidad de todo el proceso educativo, ahora requerido de una reforma integral.