Eduarda Fuentes: guerrera del patinaje artistico
Con más de 400 medallas ganadas, esta estrella ecuatoriana del deporte, lidera en los mejores rankings del mundo.
Su entrenamiento diario puede llegar a superar las siete u ocho horas. Cuando entra a la pista de patinaje, durante una competencia, se transforma en una verdadera artista y todo su esfuerzo previo se refleja en los contados minutos que gira y gira sobre sus patines acompañada de la armonía musical. Así es la guayaquileña Eduarda Fuentes Choez, de 26 años, talentosa campeona de patinaje artístico, quien al contar su historia, desea impulsar a los demás a esforzarse por lo que deseen.
Los inicios
Su historia deportiva comenzó a escribirse a los 8 años, cuando fue inscrita junto a su mejor amiga a un curso de patinaje. “Al comienzo no me gustaba pero lo hacía porque no quería quedarme sola en la casa”, relata entre risas. Sus familiares, al ver su talento innato en la pista y que ganaba en todas las competencias provinciales a las que iba, la siguieron motivando.
Fue a los 12, cuando finalmente se enamoró del patinaje, gracias a su entrenadora Diana Portalanza (quien aún le da clases y la considera como su otra mamá); y debido a su alto rendimiento, asistió ese año a su primera competencia internacional: los Sudamericanos.
Años después, la universidad llegó y siguió obteniendo más medallas. Sin embargo, las exigencias entre los estudios y el entrenamiento aumentaron, dificultándosele equilibrar ambos mundos.
“No tenía vida social porque pasaba todo mi tiempo libre preparándome”, recuerda. Fue ahí cuando entró en crisis al replantearse si realmente quería seguir patinando. Y sin imaginarlo, sucedió algo que cambiaría su visión sobre el futuro: el embarazo de su hija Leah. “Tenía 20 años, todo fue una sorpresa y ya no podría patinar. Comencé a dar clases a niños y fue ahí cuando me di cuenta de que este deporte era lo que realmente me apasionaba. Además, convertirme en madre me hizo más responsable”, afirma.
Competencias y premios
Tres meses después de dar a luz, retomó su entrenamiento y desde entonces no para. Equilibra su vida entre el deporte y la maternidad; y actualmente tiene una colección que supera las 400 medallas dentro de su carrera deportiva. Está catalogada como la campeona nacional de patinaje artístico y debido a su excelencia deportiva (y apoyo tanto de la Secretaría del Deporte como el Comité Olímpico Ecuatoriano y la Federación de Patinaje), Eduarda es parte del grupo de deportistas de alto rendimiento en el país desde el 2013.
Esto ha hecho que pueda viajar alrededor del mundo, para representar a la nación anualmente en campeonatos sudamericanos, panamericanos y mundiales. Quedando siempre en el top 10 de cada competencia.
Desde el 2015, viaja aproximadamente dos veces al año a Italia (cuna de los campeones mundiales del patinaje) para prepararse con la entrenadora estrella Sara Locandro. Este año, a inicios de julio, participó en el Mundial ‘Barcelona 2019 World Roller Games’ quedando en el top 10, y esta semana (del 26 al 27) fue parte de los Juegos Panamericanos en Perú.
Para Eduarda, el patinaje artístico es la esencia de su vida. No solo porque la ayuda a incrementar su fuerza física, rapidez, agilidad y elasticidad, sino porque le trajo el amor, fue su escuela para ser responsable y sobre todo, la desafió a luchar por sus sueños.
Proyectos
Desea terminar su carrera universitaria y le encantaría abrir su propia academia de patinaje para incentivar a las personas a que lo practiquen, sin estereotipos de género: “Esta actividad no es solo de niñas, no hay que crear etiquetas en el deporte”.
Sus pilares
Su familia es el motor que la impulsa. “Mi mamá (Manuela Choez) me motiva, mi hija me da palabras de ánimos y mis hermanos (Ambar, Josué y Paola) siempre me apoyan”. Añade con amor, que su papá (Julio Fuentes), quien la ve brillar desde el cielo está orgulloso. “Mis logros también se los dedico a él, siento que me acompaña en cada campeonato”, recalca.
El amor sobre ruedas
Eduarda encontró el amor dentro de la pista de patinaje. Desde el 2016, Andrea Aracu, hijo de su entrenadora en Italia y también patinador profesional, es quien está con ella tanto en las competiciones como en la cotidianidad de la vida. En marzo de este año, durante una noche de películas, en el sofá, Andrea le pidió matrimonio: “Mi hija lo adora y siento que Dios me envió a la persona adecuada”, menciona.
Personal
-Tiene 26 años.
-Estudia Economía.
-Es parte del Top 10 de patinadores a nivel mundial y es la campeona nacional de patinaje artístico.