El comienzo de esta semana se llenó de sangre por la irresponsabilidad de choferes que, al conducir sus vehículos, hacen uso de sus celulares, aprietan excesivamente el acelerador para “volar” o mantienen charlas con sus ayudantes sin poner una mayor atención al espacio que recorren.

Y hubo el trágico saldo de 10 muertos, arrollados por automotores culpables de choques o volcamientos.

En los últimos tiempos, varios de estos percances se han producido con la intervención de los grandes y pesados vehículos de las cooperativas interprovinciales de transporte que, prácticamente, “liquidan” al vehículo contra el cual colisionan.

Algunas veces, tales percances tienen como excusa el cansancio de los conductores que se ven obligados a trabajar durante una excesiva cantidad de tiempo que sobrepasa su capacidad de resistencia física, produciendo el agotamiento que provoca sueño o una incapacidad visual.

Es, pues, necesario que las autoridades de tránsito impongan un mayor control, sobre todo en las terminales terrestres, para verificar el buen estado de los vehículos y la capacidad de los conductores.