Edificio de 8.512 metros demolido en 5 segundos

Edificio de 8.512 metros demolido en 5 segundos

Exitosa implosión del icono comercial de Portoviejo.

Ni las mascarillas que cubrían los rostros de los espectadores lograron esconder la tristeza que los embargaba al ver la destrucción mediante la técnica de implosión, de una edificación de 40 años, que sostuvo el comercio formal de Portoviejo, pero que fue seriamente afectada en su estructura por el terremoto de 7,8 grados Richter del 16 de abril pasado.

La demolición del centro comercial fue visto por muchos, apostados fuera de un perímetro de seguridad de 300 metros a la redonda, monitoreado por cámaras del sistema ECU-911 y grabado por cámaras del Municipio de Portoviejo y de los medios de comunicación.

Después de una espera de cuatro horas, a las 13:00, empezó la implosión ejecutada por expertos de la empresa española Tragsa. En la seguridad estuvieron militares, policías y socorristas.

En cuestión de cinco segundos los nueve pisos del edificio, construido en la década de los ochenta, estaban reducidos a escombros y un gran hongo de polvo blanco, que superó el alto del centro comercial municipal de Portoviejo, se levantó en la manzana.

“Dios, miren, el centro comercial se está volteando”, decía Mercedes Cedeño (45 años) a sus acompañantes. Las lágrimas bañaron sus rostros y una angustia resurgía en sus pechos agitados por el remezón sentimental, de ver derrumbarse al edificio ícono de la ciudad de los Reales Tamarindos.

Del centro comercial, de 8.512 metros cuadrados, que hace un año había sido evaluado en 9,7 millones de dólares, solo quedó un amasijo de escombros, que comenzará ser removido de inmediato.

“Como ya sabía lo que iba a ocurrir me preparé para el momento, pero sí se sintió un leve movimiento y luego vino la caída”, decía Leonardo Barcia, un comerciante de la zona.

A los veinte minutos, el polvo se había disipado con la ayuda de chorros de agua, y las autoridades y técnicos confirman el éxito de la implosión que, dijeron, no había causado daños en las edificaciones vecinas.

Sorprendentemente, en el lugar donde estuvo el parqueadero del centro comercial, aparecieron unos coloridos zapatos de bebé, intactos pero sucios, con las etiquetas, que ninguno de los presentes supo explicar cómo aparecieron allí.

“Agradecemos por la confianza que tuvieron en nosotros y por el trabajo que se realizó sin ninguna novedad. Tenemos muchos años en España con esta actividad y esperamos concluir con éxito los dos trabajos más restantes”, indicó Carlos Consejo, representante de la compañía española Tagsa, encargada de la implosión.

Consejo se refiere a las implosiones del edificio Médico del Pacífico, programado para el 4 de agosto; y el Álava, fijado el 11 del mismo mes.