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Ecuador : Yes

El 29 de noviembre de 1947 se reunió la Asamblea General de las Naciones Unidas para tratar la partición de la región de Palestina, dando paso a la Resolución 181, que recomendó la división de dicho territorio -por entonces bajo dominio británico-, en dos Estados: uno judío y otro árabe. La ONU no hizo otra cosa que reconocer el derecho milenario de los judíos de contar con un Estado, pero además determinó el derecho del pueblo árabe para disponer de un territorio que le permitiera establecerse como un Estado soberano, y la búsqueda de la convivencia pacífica entre ambos pueblos. Ecuador junto a 32 países votó Sí, y con ello no solo contribuyó a la creación de ambos Estados, sino que también se constituyó moralmente en garante de la instrumentación del Estado judío y de su supervivencia. No cabría ni para una persona ni para un Estado el desentenderse de sus decisiones, sino arbitrar dentro de sus posibilidades la implantación de ellas.

Con bastante antelación a dicha resolución, el pueblo judío había emprendido su organización con el propósito de defenderse de un entorno que se precipitaría hostil con sus vecinos árabes, pero también con los británicos, que no verían con buenos ojos que el territorio bajo su dominio y defendido ante los alemanes, saliera de su control. La previsible violencia ocurrió y se convirtió en una guerra declarada cuando el 14 de mayo de 1948, bajo el liderazgo de David Ben-Gurión, Israel declarara su independencia, unas horas antes de que finalice el mandato británico. El país ganó esa guerra y ganó todas las posteriores que amenazaron su existencia, convirtiéndose desde entonces en una sociedad igualitaria, desarrollada, tecnológicamente muy avanzada y militarmente autosuficiente. Un entorno hostil, una tierra árida, la inexistencia de recursos naturales y la sensación de una lucha solitaria, forjaron el espíritu de esa nación. Aún el Estado árabe por el que Ecuador también votó Sí, debe establecerse, y desde luego, ese es un compromiso adquirido. Hasta tanto, ojalá exista paz, aunque estamos seguros de que Masada nunca volverá a caer.