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Chavarría
La compra de vivienda se fundamenta en la pirámide de Maslow.pixels

Análisis estratégico: “Ubicación, ubicación, ubicación”

No es lo mismo tener una casa, que tener una casa en un lugar que tenga la posibilidad de mantener o incrementar su valor

Dicen los especialistas en bienes raíces que esa debería ser la principal consideración al momento de adquirir una propiedad, válida tanto para residencias como para empresas.

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La frase citada fue acuñada por el inglés H. Samuel en 1944, fundador de una de las principales empresas inmobiliarias de Inglaterra, y se refiere a que no es lo mismo tener una casa, que tener una casa en un lugar que tenga la posibilidad de mantener o incrementar su valor en el tiempo o que se encuentre en un vecindario donde los residentes posean estilos de vida similares o aspiracionales. 

La compra de vivienda se fundamenta en la pirámide de Maslow, donde la seguridad es una de las motivaciones básicas del ser humano y está en la base, junto a salud y recursos económicos, para lograr estabilidad y orden en nuestras vidas.

Cualquier corredor de bienes raíces le dirá que el mejor momento para comprar una propiedad era hace 5 años, pero que todavía está a tiempo; es decir, apúrese que ya está tarde.

Sin duda es la compra más costosa que muchos harán en su vida y la mayoría la financiará con un crédito hipotecario a largo plazo, por lo tanto el día que entregan la llave no le entregan una casa, sino un compromiso financiero.

Nuestra ciudad es un monumento a la falta de planificación urbana, es un ‘batido’ de zonas residenciales mezcladas con comerciales e industriales, que sumado a un desordenado crecimiento ha llevado a muchos a residir en otros cantones como Samborondón o Daule, o en lo que se denomina la vía a la costa, donde prima el modelo de urbanizaciones cerradas. Estas comparten el ‘privilegio’ de tener solo una sola vía de acceso y salida, con todo lo que eso implica y es ahí donde aparecen las paradojas. En vía a la costa el m2 de terreno va desde $ 300 en Santa Cecilia a $ 550 en Laguna Club y en la vía a Samborondón los precios van desde $ 400 en Vista Sol a $ 750 en Plaza Lagos.

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Los precios del m2 de construcción de primera calidad van desde $ 590 a $ 1.500 o más y en los niveles medios está alrededor de $ 365.

Más interesante aún es ver que la publicidad es eminentemente emotiva, apelando más al estilo de vida y al estatus que a lo tangible, como si se tratara de una compra por impulso. Nadie anuncia el grosor de las paredes o el ancho de las calles y veredas. Los argumentos van desde piscina y áreas verdes a exclusividad y seguridad o cercanía a colegios o centros comerciales.

En otras zonas de la ciudad los precios del m2 van desde $200 en Samanes a $ 400 en Urdesa; esta posee un ‘desordenamiento’ que permite la convivencia de empresas y viviendas que ha logrado que mantenga su valor.

Barrios que en algún momento fueron aspiracionales, como Centenario, Kennedy, etc., cada vez atraen menos a los compradores de viviendas.

Otra zona que llama la atención es Puerto Santa Ana, llena de edificios con vista al río 100% vendidos, pero que en las noches se ven apagados en su gran mayoría y donde el m2 de un apartamento está alrededor de $ 2.000.

Un analista en inversiones dirá que comprar una vivienda es solamente un buen negocio si la adquiere para rentarla, ya que su dinero puede rendir más en otros negocios, que la plusvalía prevista en el largo plazo se afecta por los intereses del préstamo, impuestos y mantenimiento que deben ser considerados en el análisis.

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Un asesor inmobiliario lo hará sopesar la seguridad, la creación de patrimonio y posible legado a sus hijos, además de la satisfacción de ser propietario y no arrendatario, y le dirá que arrendar a largo plazo es botar la plata.

Le toca a usted elegir la opción más conveniente y en el caso de Guayaquil, elegir dónde quiere sufrir del congestionamiento de la vía única.

Fuente: Hollihan Bienes Raíces