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El país empieza el año desafiando los efectos que sigue dejando la pandemia.Pixabay (Imagen referencial)

La incertidumbre llama a la cautela este año

Aunque para este 2021 se prevé un crecimiento del 3,1 %, la percepción de recuperación sería débil. Los resultados penden de la pandemia y las elecciones

Con deudas acumuladas, un salario básico congelado ($ 400) y un mercado laboral inestable, los ecuatorianos deben definir el nivel de cautela con el que enfrentarán este 2021. Un año viciado en incertidumbre, por las próximas repercusiones que en la economía continúe dejando la pandemia y por los efectos que podría generar el arribo de un nuevo Gobierno y su modelo político.

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“Hay que abrocharse los cinturones”, dijeron esta semana sin secretismo varios analistas económicos que vienen intentando aclarar el próximo panorama económico.

El Banco Central del Ecuador (BCE) ha proyectado para este nuevo año un crecimiento de un 3,1 %, esperanzado en que esa reactivación pueda impulsarse con un incremento de las importaciones (3,2 %) y un mayor consumo de los hogares (4,2%). No obstante, una de las conclusiones es que esa estimación podría estar sobrevalorada.

La recuperación, dicen los expertos, es natural si se la compara con el decrecimiento drástico decretado para el 2020 (9 %) como efecto de la pandemia; sin embargo, añaden, aún está por verse a qué nivel eso podría lograrse en un mercado altamente vulnerable al giro que tome la pandemia (incluyendo el efecto de la aplicación de la vacuna), y a las decisiones que adopte el nuevo régimen.

Hay expectativa en torno a las condiciones que genera el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que propone al Gobierno un ajuste económico desde la perspectiva fiscal (con $ 3.000 millones menos en gasto público y un aumento de ingresos tributarios), una reforma que, a criterio del analista Juan Pablo Jaramillo, podría generar una recuperación más lenta. Invitado esta semana por Betamétrica a debatir sobre el tema, explicó que un mejor ritmo de recuperación podría alcanzarse si la gestión gubernamental enfoca la reactivación en el sector privado y externo (exportaciones).

Eso permitiría que en la economía circulen más dólares, en un año de estrechez fiscal. Aún con el arribo de ayuda financiera internacional, el Gobierno no logró cubrir $ 1.800 millones de atrasos del 2020 e inicia un nuevo periodo (según cálculos del FMI) con un déficit de $ 2.813 millones para cubrir el presupuesto del 2021 (fijado en $ 19.600 millones, $ 3.400 millones menos que el 2020).

Esto, porque las principales fuentes de ingresos lucen debilitadas. Los recursos petroleros desde enero están calculados con base a un precio del barril de petróleo de $ 37 y ya no de $ 51 y de los ingresos tributarios ni qué hablar. El analista Napoleón Santa María sostiene que el 2020 termina con una baja del 15 %; es decir, con $ 2.400 millones menos de recaudación de impuestos y que enero arrancará con una caja también recortada. “Recordemos que el presidente Moreno anticipó el IR en septiembre del 2020, ya nos gastamos parte del IR (de marzo y abril de 2021). Eso es cerca de los $ 1.000 millones, por lo tanto, lo duro empieza este año”.

Para el analista económico Walter Spurrier, aún se deben revisar las consecuencias de las últimas restricciones de diciembre y sus efectos en el mercado laboral. “Necesariamente se deben cuidar los recursos, no tener tanto optimismo de que vamos a mejorar. Ojalá sea así, pero eso no es seguro”, apunta.

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La recomendación no solo es para el Gobierno, sino también para los hogares. “Si no hay un crecimiento y se continúa con estas restricciones, esto podría derivar en nuevos despidos, por eso se debe tener cautela”. Pero ¿cómo actuar? Él, junto a Sonia Zurita, experta en finanzas, dan sugerencias:

ELABORE UN PRESUPUESTO. El presupuesto familiar empieza por sincerar la expectativa de ingresos de la familia. Pregúntese cuáles serán sus ingresos para el 2021. Luego, identifique los gastos fijos y los compromisos financieros ya adquiridos (las deudas con las que inicia el año). El objetivo es que sus ingresos sean capaces de cubrir estos gastos y generar un ahorro (si se puede) para eventos inesperados.

CUIDE SUS GASTOS. Significa no gastar al tope, asegurarse que si en los próximos meses, ante una caída sus ingresos, habrá logrado mantener ciertos ahorros para no tener que paralizar sus gastos esenciales. En este contexto, se aconseja ser más cuidadoso en las compras, se debe comparar precios. Se ha dicho que el 2021 también será un año de baja inflación; en ese sentido se deben pescar las mejores oportunidades, productos con los precios más bajos.

CONTROLE SUS DEUDAS. Una revisión de sus estados de cuenta de tarjetas de crédito le permitirá identificar si los cargos especificados corresponden a los consumos del mes, cuántas cuotas diferidas están pendientes, si existen cargos sobre servicios no solicitados o si realmente esa tarjeta es adecuada para usted. Tener muchas tarjetas de crédito es camino fértil para el desorden de las finanzas personales, por ello se sugiere solicitar el cierre de las menos necesarias y quedarse con pocas tarjetas activas para facilitar el control. En cuanto a los pagos, los expertos también recomiendan evitar optar por los pagos mínimos, lo conveniente es evaluar si es posible pagar por completo los valores pendientes.

PROTEJA SU EMPLEO. En la medida que pueda, señala Spurrier. Cuidarlo significa convencer que el trabajo que uno realiza dentro de una empresa es indispensable.

  • PARTE DEL ESCENARIO QUE SE ESPERA

Bursátil. Los cambios en las bolsas de valores del país serán fundamentales en un mercado de valores abatido por la crisis generada con los impagos de varias empresas. Gobierno corporativo y fusión de las bolsas de Quito y Guayaquil en el tapete.

Banano. Aunque parecía que los precios podrían estar este 2021 sustancialmente mayor a los $ 7,30 que se paga ahora por la caja, aún los importadores no firman contrato con los exportadores en un mercado donde hay menos oferta de Centroamérica.

Camarón. El sector seguirá invirtiendo en todas sus áreas de negocio, sobre todo en la parte tecnológica, para mejorar los niveles de eficiencia. No se prevé una reducción de la oferta más cuando se prevé menores efectos de la COVID-19.

Financieras. La banca privada espera seguir recuperando los depósitos y entregando crédito al sector empresarial y al microempresarial. Habrá un mayor impacto de los canales digitales para realizar todo tipo de transacciones.