Economía

Holanda e Inglaterra reaniman la recuperación de inversiones

Cerca de $ 400 millones ingresaron hasta marzo. Es un 34 % más que el 2020, que expertos atribuyen a la reactivación económica y no a una política de Gobierno que aún hace falta mejorar

Sector de construcción
Construcción. Es una de las actividades aún estancadas. Hasta marzo atrajo solo $ 50,7 millones. Archivo / Expreso

Siguen siendo las cifras más bajas de la región, pero el 2021 da visos de  ser un año con mayor alivio en el arribo de la Inversión Extranjera Directa (IED). Según cifras publicadas en días pasados por el Banco Central, estas alcanzaron los $ 364 millones  durante el primer trimestre, un capital que fue alimentado sobre todo por Europa, principalmente con envíos que tuvieron origen de Holanda e Inglaterra.

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Las cifras llegan a superar en un 34 % el capital registrado en el 2020 en igual periodo, año en que ingresaron $ 272 millones. La cifra superior es lo que algunos expertos preveían,    en un año en que se ha augurado una recuperación económica después de las pérdidas que originaron los efectos de la pandemia.

Del dinero ingresado este año, la mayoría ($ 173 millones) se inyectó al sector de transporte, de almacenamiento y comunicación, lo que estaría ligado a un ánimo mayor por la empresa privada en reactivarse. 

“Habría que estudiar qué ha pasado por sectores, pero se puede colegir que mayores capitales en almacenamiento  pueden estar ligados al tema de vacunación o insumos médicos, algo que sin duda se ha movido mucho, por el lado de importación que también cuenta como inversión. Por el lado de comunicación también es posible que haya apuestas en el tema de tecnologías que, sin duda, ha sido un factor explosivo para sortear el año de pandemia”, dice Marcelo Bodero,   especialista en inversión, quien cree que aún es muy prematuro atribuir este alivio en las cifras a la repercusión que pudieran generar los anuncios del nuevo Gobierno, que en las últimas semanas apuntan a crear mayor confianza en el mercado: la baja de aranceles en la importación de productos y el regreso del país al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias (Ciadi), tribunal de arbitraje para el arreglo de disputas relativas a inversiones, son un ejemplo.

Sus efectos, dice, podrán verse a mediano plazo, pero sobre todo si eso va acompañado de otras reformas   que implican un cambio de fondo. Aún, dice, hace falta claridad en la política de concesiones en sectores estratégicos como hidrocarburos, electricidad, minería, obras públicas y telecomunicaciones. “Lo mejor es hablar de alianzas entre el sector público y privado que son modelos distintos a un tema de privatización. En ese sentido hace falta más claridad    del modelo que se va a seguir, hace falta trabajar en normativa para conocer los parámetros. Cuando eso exista vamos a tener inversión muy potente”. 

Otro pendiente, dice, es desmantelar una serie de procesos que entorpecen la llegada de capitales. Cita por ejemplo el endurecimiento de ciertos requisitos que se dictaron en el gobierno anterior, en torno a    los beneficios que obtenían los inversores en cada contrato. “Un ejemplo es la exigencia de crear un número determinado de empleos que hace inviable     la generación de inversiones, que en muchos casos, emplean altas tecnologías que no requieren de tanta mano de obra, pero que sin embargo tienen un efecto en la economía”.

La opinión de Xavier Villavicencio, Ph. D. en Economía y profesor de finanzas de la Espae, va en la misma línea. No obstante, confía en que tener un Gobierno pro mercado sea un incentivo para cambiar esta realidad histórica.    “Siempre hemos tenido estos niveles bajos. Si estamos en 400 millones en este primer trimestre y seguimos esa tendencia la inversión este año podría alcanzar el 1,5 % del PIB ($ 1.500 millones) en el mejor de los casos.    Pero eso es nada, si se compara con el dinero que recibe Colombia y Perú, cuyos niveles van del 3,5 % al 4 % de su PIB. Eso si lo llevamos a dinero (según el tamaño de sus economías) supera los $ 8.000 millones anuales para Perú y los $ 12.000 millones para Colombia”.

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Él cree que este cambio tomará tiempo. Aún somos visto como un mercado emergente, la idea es construir año a año una mejor imagen tal como lo han venido haciendo nuestros competidores. “Perú al menos viene trabajando eso desde los años 90”, dice. No solo es necesario garantizar una seguridad jurídica, sino lograr un equilibrio en las condiciones macroeconómicas para que el mercado sea más atractivo.