Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

La economia no es lo tuyo

El alcalde de Guayaquil no apoya la idea de una nueva Constituyente. Y yo de acuerdo con él. No hay que desestabilizar el país con otro circo como el de Montecristi, con el cuento de volver a “refundarlo”, pues no es necesario. Pero hay un problema. Tú dijiste que “el presidente no es solo jefe del poder Ejecutivo, es jefe de todo el Estado”. Podría ser que esto obedezca a tu visión autocrática. Pero no es solo eso, sino que ustedes construyeron algo único en el planeta: insertaron la ley y la justicia dentro de la Administración dirigida por ti (Constitución, capítulo séptimo; art. 147.5). Esto destruye la separación de poderes. ¡Con eso no se come!, dirás. Te demuestro que sí: nadie que desee invertir sus excedentes financieros viene al Ecuador porque no hay seguridad para su inversión si los jueces están -constitucionalmente- bajo tu mando. ¡Vaya locura! No se puede comenzar un nuevo gobierno con semejante riesgo. Es la justicia independiente lo que garantiza la inversión gracias a una palabrita mágica: certeza. La certeza de que la justicia es imparcial, como en todas partes. Y la inversión crea las fuentes de trabajo que pagan los sueldos. Hay que corregir tamaña estupidez. Pero no instalando otra Constituyente como la veintena anterior. La Convención Argentina de 1994 no fue a “refundar” el Estado mediante un organismo de “plenos poderes”, ni a poner en práctica las payasadas que se les ocurrieron a ustedes, sino que hizo un serio trabajo previo: la ley 24.309, llamada “Núcleo de coincidencias básicas”, definió previamente lo que había que cambiar en la Constitución. No se requiere la incertidumbre de otra Constituyente, sin una preconstituyente que defina lo que hay que corregir en esta desgracia de Constitución que nos diste. Solo queda un año. Y la sociedad civil debe asumir el cambio esta vez, no tú. ¡Fuera vagancia! ¡A organizarse ya!

¡Me olvidaba! Dijiste que “académicamente” no estamos en crisis. Según la Academia (de la Lengua) crisis es “reducción en la tasa de crecimiento”. Académicamente, estamos en crisis. Francamente, la economía no es lo tuyo.

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