Angustia. Los miles de fanáticos ecuatorianos que llegaron al Diblu Fan Fest vivieron la tensión durante el partido y se fueron desmoronados luego de recibir cada gol. Neymar estuvo en boca de todos al igual que el árbitro.

Doloroso final

Jugaba Ecuador y el país lo sabía. 90 minutos que provocaron la paralización y unión de una nación completa, que se instaló a una pantalla para observar el intenso duelo entre la Tricolor y el pentacampeón del mundo, Brasil, en la capital.

Jugaba Ecuador y el país lo sabía. 90 minutos que provocaron la paralización y unión de una nación completa, que se instaló a una pantalla para observar el intenso duelo entre la Tricolor y el pentacampeón del mundo, Brasil, en la capital.

Desde temprano empezó la movilización de los ecuatorianos a los distintos puntos de entretenimiento. La venta de entradas fue un éxito total y, por ende, quienes querían vivir este duelo con tensión, salieron de casa.

En Guayaquil los principales lugares fueron los locales en el centro de la ciudad (9 de Octubre), donde más de uno frenaba en los de electrodomésticos a ver qué novedades traía la Tricolor. Unos se comían las uñas y otros conversaban de quién debía ser titular y quién no.

Otro sector, que se ha vuelto una tradición en los partidos de la Tricolor, es el Diblu Fan Fest en la explanada del estadio Alberto Spencer.

No había una hiperconfianza, se respetaba el rival, el pentacampeón. Javier Soto dijo que este equipo no es el de la Copa América. “Ahora sí va a estar Neymar, tienen nuevo técnico, hay que tenerle miedo a esta selección. No estarán los de antes, pero es un equipo de élite, hay jugadores del Real Madrid, Chelsea. Será duro”, y sí que tuvo razón después.

A la par con el duelo, la gente denotaba sus emociones. Gritaban por más pases, más juego y de vez en cuando le dedicaban uno que otro cariñito para el árbitro central, el paraguayo Enrique Cáceres.

La primera emoción llegó con un desborde de Jefferson Montero y que Felipe Caicedo no pudo conectar, era un buen presagio. Luego Christian Noboa tuvo otra, no se abría el arco en el Atahualpa.

Había suspenso. Brasil se crecía en la altura, de la mano de un Neymar inmaculado, y los hinchas coreaban “Sí se puede” , pero al final, ni el grito incesante del pueblo salvó a la Tri de lo que se vendría.

Aún cuando la altura es un factor negativo para los visitantes, el equipo del DT Tite fue una máquina anulando totalmente el juego que intentaba crear Ecuador.

Y la ilusión se desvaneció. Primero el penal de Alexander Domínguez a Gabriel Jesús, que canjeó Neymar; luego el mismo Jesús sería el protagonista del 2-0 que fue autogol de Walter Ayoví y, luego en el 3-0, una joya que se coló en la escuadra derecha. Había dolor, pero la revancha está en Lima.