Dolores Veintimilla de Galindo, la mujer tras el mito literario

Dolores Veintimilla de Galindo, la mujer tras el mito literario

Dolores Veintimilla de Galindo es una figura literaria conocida entre los ecuatorianos.

Dolores Veintimilla de Galindo es una figura literaria conocida entre los ecuatorianos.

Leemos sus poemas en la escuela y el colegio, aprendemos en las aulas sobre su poesía, su suicidio y el calamitoso acoso social y religioso que lo precedió.

Pero, ¿quién era realmente esta mujer que rompió el canon? ¿Por qué es su obra un ícono de la literatura femenina en el país?

La ensayista e investigadora María Helena Barrera-Agarwal ahondó en este tema a lo largo de siete años. La obra ‘Dolores Veintimilla; más allá de los mitos’, publicada por Sur Editores, es el resultado de este arduo proceso de indagación en la vida y obra de la afamada escritora quiteña.

“En 2008, al tiempo que preparaba un ensayo sobre la poeta Dolores Sucre, contemporánea de Veintimilla, empecé a interesarme en investigar sobre el proceso de publicación de sus obras. Pronto pude comprobar que existían importantes variaciones en las mismas, y obvios problemas de cronología. Ello me llevó a intentar responder a una pregunta aparentemente muy simple, pero en la práctica muy compleja: ¿cómo se conservaron sus poesías luego de su suicidio? Ese fue el punto de partida de la investigación”, comentó a EXPRESO.

Indica, sin embargo, que su indagación en la vida de Veintimilla era ‘puramente filológica’. Esto cambió cuando tuvo acceso al proceso canónico iniciado por su viudo, así como a los fragmentos de su diario, conservados dentro de este documento, que reposaban en la Biblioteca Municipal de Guayaquil.

Los documentos comprobaban cómo personajes como Guillermo Blest y Remigio Crespo fabularon públicamente sobre la poetisa, presentando falsedades como verdades y añadiendo datos equívocos a la ficción que se formó alrededor de la vida de esta.

Al comprobar estos datos, la investigadora decidió que era indispensable ‘ir más allá del mito’, frase que le da parte del título a su libro más reciente.

Para ello se sumerge no solo en los textos y documentos directamente relacionados a la vida de esta, sino también a los periódicos de la época que sirvieron para darle un contexto de lo que acontecía en ciudades como Quito, Guayaquil y Cuenca en esos años. Además, los aspectos sociales de los 1850, también aclaraban el porqué del acoso a la escritora.

“Veintimilla vivía en una época en la que a la mujer se le niega el uso de la palabra en ámbitos públicos... Dolores es la primera que se atreve a romper esa barrera con su Necrología sobre Tiburcio Lucero. Es una transgresión histórica, que va a cambiar el curso de la historia de la literatura escrita por mujeres en el Ecuador: su tragedia agita la conciencia de intelectuales como Vicente Molestina, Juan León Mera y José Rafael Arízaga, quienes, en la década y media subsiguiente van a dar a imprenta no solo su poemas, sino también aquellos de varias de sus contemporáneas, como Dolores Sucre, Rita Lecumberri y Ángela Caamaño”, señala Barrera-Agarwal.

Pero más allá de su funesto final, la gran tragedia de Veintimilla fue la poca preservación que se le dio a su obra, de la que solo quedan vestigios. La investigadora añade que, en los años tras su muerte, la madre de la poetisa intentó publicar los textos de esta, pero fracasó. La compilación más completa de su poesía fue publicada en 1861.

Y estos textos, añade Barrera-Agarwal, son cruciales para comprender a la quiteña. “Fue una escritora que tomaba muy seriamente su labor... estaba muy lejos de la imagen que se le ha querido dar, aquella de la simple diletante, romántica e ilusa”.