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El discurso politico

La hora que vive el Ecuador exige la unidad de todos los sectores para encontrar soluciones que le permitan salir de la grave situación económica y financiera que soporta. Es la aspiración de las grandes mayorías nacionales.

Esta es la razón por la que hay desazón en todos los estamentos sociales al contemplar que el discurso político que se le está entregando al país está cargado de odios, de revanchismos, de ataques frontales a personas e instituciones, y porque se usan calificativos denigrantes en contra de aquellos a quienes consideran sus enemigos, cuando la verdad es que en política lo más que puede haber son adversarios.

En países que han tenido momentos difíciles como los que hoy tiene Ecuador, aunque algunos digan que no los tiene, la concertación nacional ha sido la actitud valerosa y honesta de todos, porque no hay que ser tan sabios para entender que si el barco se hunde, nos hundimos todos. Y que una de las maneras de que no se hunda es la de juntos arrimar el hombro para que el barco reflote.

No porque el señor Trump, candidato republicano de los Estados Unidos, use un lenguaje cargado de odio, de xenofobia, en el Ecuador también tenemos que imitar lo que él hace, pues no es cierto aquello que dice “mal de todos, consuelo de bobos”. Hay que siempre ser consecuentes con el pueblo, por el que tanto se pregona que se da la vida. Y una demostración de esa consecuencia sería la de rebajar los decibeles del discurso político y propiciar, sin arriar bandera alguna, la unidad alrededor no de un hombre, no de una figura, sino de planteamientos concretos que le hagan ver al país que nunca se hundirá porque es una nación corcho y porque la mayoría de los ecuatorianos anhelamos que nuestra patria sea lo que debe ser: un país libre, democrático, equitativo, con una justicia independiente, sin autoritarismos, sin personalismos y sin odios ni venganzas de unos contra otros.

Hay que desterrar tantos adjetivos que se han vuelto sistemáticos, porque al quitarlos se ganará la batalla del sosiego.

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