
Una dirigencia desconectada de las necesidades indígenas
Son el grupo étnico más vulnerable. Los grandes desafíos son la pobreza, desempleo y falta de educación
La creciente desconexión entre las necesidades de las comunidades y las decisiones de la dirigencia genera tensiones.
Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), ha sido una figura central en este escenario. Su postura despierta tanto apoyo como críticas dentro y fuera del movimiento.
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Él se identifica así mismo como el líder contra la ola de “derechización”. Dice estar en el lado correcto de la historia contra “la implementación de una política extractivista, privatizadora y neoliberal”, de Daniel Noboa, y lo hace desde una oposición muy vinculada al correísmo.
“Con lo que pasó en las últimas elecciones generó esa preocupación y hay una ruptura. Porque la intención de Iza y Guillermo Churuchumbi, de llevarles a un acuerdo programático con la Revolución Ciudadana, muestra que hay una ruptura con las bases”, comenta Inkarri Kowii, kichwa-otavalo.
Las necesidades más apremiantes de las poblaciones indígenas son la pobreza, el 60 % de la población indígena es pobre, lo que la convierte en el grupo étnico más vulnerable del país. Solo el 8 % accede a educación superior, el 60 % tiene trabajos informales y 3 de cada 10 niños menos indígenas de dos años sufre desnutrición crónica.
A estos problemas se suma los modelos productivos para el campo, su tecnificación, los problemas de tierras; el racismo y la discriminación, internalizados en la sociedad, y más.
“En los 30 años de dirigencia esos problemas no se han podido resolver. Pero se ve que no hay un acuerdo ni dentro de la Conaie para resolver, si se lo hace con políticas públicas, con las organizaciones de cooperación al desarrollo o con un acercamiento al Estado. Ahora también han surgido los líderes cooperativistas, Luis Chango, es el más conocido, pero hay otros que miran el papel de la empresa privada para resolver estos problemas”, agrega Kowii.
Fernando Guamán, presidente de la Confederación del Movimiento Indígena de Chimborazo (Comich), es uno de los principales detractores de Iza. Su visión es buscar puentes. “Debe prevalecer el diálogo y el acercamiento con las autoridades. Estamos para sentarnos con todos los niveles de gobierno y decirles estas son las necesidades y esto vamos a hacer”.
InKarri Kowii
Sin embargo, esta posición es vista por Iza y por algunos otros dirigentes como alguien “entregado” a la derecha neoliberal.
La educación como forma de reivindicación
Jessica Guapulema es dirigente del Comité de Desarrollo Integral Campesina e Indígena Veintimilla (Codiciv) de Guaranda, en Bolívar.
Para ella, una de las reivindicaciones más importantes del movimiento indígena es la educación. “Me enamoré del estudio porque considero que me reivindica”. Desde su experiencia personal, pues ha trabajado como lavandera, en la construcción, lavando platos, etc., está convencida de que prepararse académicamente es clave para un cambio social, para hacer valer sus derechos, para ser parte de la dirigencia en su provincia.
“La herramienta política es la educación y la salud, no es solo ser candidato (de un partido político)”, agrega.
Guapulema se ha conocido también por ser una voz crítica a la dirigencia indígena actual. De hecho, una de sus entrevistas se hizo viral cuando indicó que ha salido a los paros indígenas, ha dormido en las calles, mientras los líderes están en hoteles y que, haciendo un balance de todo, ve que los perjudicados han sido los propios indígenas que perdieron sus productos y los niños indígenas que no pudieron ir a las escuelas, lo que ha aumentado su retraso.
Jessica Guapulema
El 30 de marzo, Guillermo Churuchumbi, de Pachakutik, firmó con Luisa González un acuerdo de 25 puntos, que el correísmo se comprometía a cumplir si es que ganaba las elecciones. ¿Cuál de aquellas necesidades prioritarias de los indígenas fue abordada en el acuerdo?
En general muy poco, pero sí se mencionó el fortalecimiento del sistema de educación intercultural bilingüe y la implementación de más políticas. Si bien son 30 años desde las reivindicaciones de la educación cultural bilingüe, en la práctica las comunidades indígenas carecen de textos académicos traducidos a sus idiomas y su enseñanza se centra más en el español.
Esto ha hecho que las lenguas indígenas sean hoy menos habladas que en 2010. El censo nacional de 2022 reveló que hay 36.792 personas menos hablando una lengua indígena. Pasaron de una población de 4,8% a 3,9% en 2022. Donde más ha caído es, justamente, en los grupos de 1 a 29 años.
Con la pérdida de la lengua también se va extinguiendo una parte fundamental de su identidad, su memoria colectiva, cultura y saberes ancestrales.
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