El trabajo dignifica

En medio del caos provocado por las manifestaciones y actos vandálicos de los últimos días, surge la actitud altiva de miles de ecuatorianos que se esfuerzan para salir adelante con dignidad. Ellos madrugaron para caminar entre las barricadas, con bolsos y carteras en las manos, buscando alternativas -incluso fluviales- para llegar a sus trabajos, poniendo en riesgo su integridad. La delincuencia vio la oportunidad de filtrarse en la protesta para saquear negocios, lo cual superó la labor de la fuerza pública que debía contener saqueos en diferentes puntos. Quienes intentaron renunciar al paro sufrieron ataques inmisericordes de personas que destruyeron bienes públicos, negocios, empresas y vehículos, amenazándolos con regresar para acabar con todo si no paralizaban las labores. Ese falso espíritu de cuerpo ha sido el peor enemigo del desarrollo durante décadas. Ante la falta de una efectiva acción política que marque el camino hacia la reconciliación, los ciudadanos han preferido defender sus bienes y madrugar para seguir produciendo, soportando gases lacrimógenos y el humo de las llantas quemadas. Ese ha sido el mejor ejemplo de que en este país hay voluntad de resolver los problemas con altivez. El trabajo dignifica, eso es un hecho.