Diezmos. Aporte gremial

Durante las investigaciones del caso Odebrecht, el político César Montúfar manifestaba ante los medios de comunicación que “...en el Ecuador durante el gobierno de Rafael Correa se constituyó un esquema de delincuencia organizada...”.

Los ‘Panama Papers’, Odebrecht, el campamento de las FARC en Angostura, los vuelos fantasmas del avión presidencial, la valija diplomática, la Majadita, los chalecos truchos para los motociclistas, los radares chinos, el negociado petrolero, la repotenciación fraudulenta de la refinería de Esmeraldas, los helicópteros Dhruv, los asesinatos del general Jorge Gabela y del periodista Fausto Valdiviezo, la misteriosa muerte del que reveló los “Pativideos” -primer escándalo del correato-, la de Quinto Pazmiño, la de la esposa de Quinto Pazmiño -doña María Elizabeth Chancay-; estas son unas cuantas perlas del largo collar que pendió sobre el cuello del gobierno de Alianza PAIS durante la malhadada “década ganada”, la de la corrupción e impunidad instaurada.

El broche de oro de este collar de perlas delincuenciales lo constituyen en la actualidad los denominados “diezmos” en la Asamblea. Resulta que, en aquella institución, cuya propaganda manifestaba: “contigo de ley...”, algunos de sus funcionarios actuaban con prácticas al margen de la ley, al solicitarle a sus asesores “contribuciones” para sustento del partido, movimiento, o entidad de hecho. Este tipo de actuaciones y circunstancias de tipo marginales me recuerdan las prácticas del bucaramato, aquellas que siendo cabeza de gobierno seccional y luego nacional, inventaron y reeditaron el piponazgo, enrolando gente que cobraba sin trabajar. Los “pipones” comisionaban sobre el sueldo y entregaban al “capo del partido” la mayoría de dicho ingreso.

En el torbellino de los “diezmos” han caído la hoy exasambleísta Marcia Arregui, y la actual vicepresidenta María Alejandra Vicuña, acusada de haber solicitado diezmos cuando se desempeñó como asambleísta.

Si como dice Montúfar, vivimos ante un esquema de organización delincuencial, los dineros solicitados no son “diezmos”, resultan ser “aporte gremial”.