Que nos dice la libra esterlina
Durante mis 32 años en finanzas aprendí que, a veces, el extraño mundo de los mercados de divisas puede desafiar la comprensión lógica y que tratar de estimar el valor de equilibrio, la línea base de la libra esterlina, puede ser un ejercicio fútil. En las atolondradas horas posteriores al “brexit”, la libra esterlina del Reino Unido se transó inicialmente a un valor de cambio de £1.5/$1, el cual resultó reflejar la ahora ridícula suposición de que el lado que apoyaba la campaña por “permanecer” en la UE había ganado. Desde entonces, la libra ha bajado un 20 % respecto a dicho pico inicial, y ha disminuido de manera similar en relación con el euro. Tenemos maneras de medir, razonablemente bien, el rendimiento de la libra después del “brexit”. Primero podemos comparar su valor actual con su valor promedio durante el período de la campaña del referéndum. Si se observa su desempeño desde dicha perspectiva, su valor aún muestra una disminución significativa del 13 % desde el momento en que los votantes decidieron que el RU debía salir de la UE. También tenemos modelos para estimar el equilibrio del tipo de cambio real (RER); como por ejemplo, identificando el tipo de cambio al que un país puede alcanzar un balance de cuenta corriente sostenible o identificando la tasa que permitiría que una economía llegue a un nivel de pleno empleo. Estos modelos incluyen el Modelo del Tipo de Cambio Real de Equilibrio Dinámico de Goldman Sachs (Gsdeer) y el Modelo del Tipo de Cambio de Equilibrio Fundamental del Instituto Peterson de Economía Internacional (FEER). La actual tasa de equilibrio estimada del Gsdeer es £1.44/$1.63, y la FEER es £0.88/ €0.74, lo que implica que la libra está ahora infravalorada -en un nivel que se sitúan entre el 14 % al 24 % frente al dólar, y hasta un 20 % frente al euro- en relación con su valor nocional razonable, esto en parte por la sobrevaloración de las demás monedas. Pero supongamos que estas estimaciones sean más o menos precisas y que la libra está ahora ampliamente infravalorada en relación con las monedas de sus principales socios comerciales. Una interpretación optimista es que, en igualdad de condiciones, su caída implica una mejora de la situación de la balanza de pagos en el futuro y que la economía del RU experimentará un muy necesario reequilibrio. Otra interpretación indica que los actuales tipos de cambio de equilibrio van a disminuir aún más, reflejando el pesimismo del mercado sobre las perspectivas del lado de la oferta de la economía del RU y sobre el futuro crecimiento de la productividad. Mucho dependerá de si el RU realmente sale de la UE y, si lo hace, de los arreglos comerciales y las políticas económicas del gobierno “pos-brexit”. Otra interpretación indica que la debilidad de la libra refleja una prima de riesgo en el RU por el difícil camino de salida de la UE y otras incertidumbres relativas a las políticas. Estas estimaciones tienen implicaciones de política pública. Los formuladores de políticas del RU deben reconocer que una libra a la baja es útil, pero no lo suficiente para mejorar la posición externa del RU y reequilibrar su economía; que refleja una suposición del mercado que indica que un “brexit duro” afectará negativamente al crecimiento de la productividad, que tendrán que desarrollar una estrategia sofisticada de inmigración para atraer a trabajadores con altas cualificaciones, aun mientras simultáneamente restrinjan el desplazamiento de las personas en general. Finalmente, si los mercados de divisas tienen incluidas primas de riesgo para el caso del RU (y parece que sí), tendrán que tener cuidado sobre no sugerir otros cambios al marco de la política económica del RU. Nuevas amenazas a la independencia del Banco de Inglaterra podrían provocar que el mercado realice su propio ajuste de cuentas.
Project Syndicate