La dialectica del Maestro

Jesús no predicó la violencia sino la paz. Si bien el desalojo a los comerciantes del templo fue una acción física enérgica y dura, no fue ni de lejos una acción de violencia que atentase contra la integridad de las personas. Su ministerio no fue de imposición violenta, sino de convencimiento y advertencia. Su actitud, de dialéctica: la importancia de la pasividad y de lo enérgico, de lo legal y de lo justo... de la razón y de lo que “sale del corazón”. Pero más allá de estos rasgos de su ministerio, los fundamentos éticos específicos y claros de su mensaje están en el sermón del monte, todo lo que necesitamos para mantenernos abiertos a ese algo más elevado y grande que nosotros mismos.

Carlos Palacios