La destructora ola de un mar calmado

La destructora ola de un mar calmado

El proyecto Radius, que el Municipio de Guayaquil llevó a cabo en 1998, determinó que “en el lapso de 20 años iba a ocurrir un terremoto de 8 grados frente a las costas de Manabí”. En el estudio participó la Universidad Católica y fue supervisado por

Fue un terremoto. Las características, magnitud, daños y efectos del movimiento telúrico del sábado dan cuenta de un terremoto que cumplió tres etapas, según el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional.

La especialista del instituto, Alexandra Alvarado, explicó que el sismo genera paquetes de ondas que siente la población. El primero es un impulso que despierta el evento y produce los movimientos iniciales del suelo. El segundo, de ondas, es el más peligroso.

Las ondas secundarias presentan un sacudimiento mayor y generan más daños en edificaciones y viviendas. El tercer paquete es superficial y es más suave. Alvarado explica que las ondas dan la sensación de una ola de mar calmado.

La experta señaló que una parte adicional del sismo son las réplicas. Hasta el cierre de esta edición se registraron más de 300 en todo el territorio. Todas de menor intensidad al terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter. De esas réplicas, Guayaquil registró una de 6,1 en la madrugada.

El Geofísico confirmó, además, que las réplicas continuarán en las próximos días -incluso semanas o meses- porque las placas terrestres están acomodándose luego del terremoto de la noche del sábado.

El arquitecto Felipe Huerta Llona, que participó en un estudio sísmico en Guayaquil hace casi dos décadas, explica que el comportamiento de las placas tectónicas puede prever un sismo y su magnitud.

Dijo, también, que el movimiento que se produce, horizontal o vertical, más que un carácter científico tiene que ver con la ubicación de quien siente el sismo. “Si es un edificio, oscilará como un péndulo. Por otro lado, si la onda por debajo de la superficie de la tierra se expande, levantará la superficie y dará la impresión de un movimiento vertical. Los más vulnerables son los suelos blandos”, concluyó.