Despues de las fiestas

Muy bien las fiestas. ¿A pesar de la crisis, mantiene la ciudad, y su entorno, el tradicional dinamismo que la ha venido caracterizando? Lo pondría en duda pero, no deseo entrar en una polémica inútil. Prefiero dedicarme a fomentar la búsqueda de acciones destinadas a neutralizar lo negativo que se nos viene encima. No quiero aparecer como profeta maléfico y precisamente para que nadie me califique como tal, propongo realizar un gran debate sobre la mejor manera de contrarrestar los efectos más negativos de la actual situación económica-política y social.

Entiendo que todavía no hemos tocado fondo pero, aspiro a que no haga falta para empezar a actuar en consecuencia.

En casos de grave crisis como la que sufrió Medellín, al decir de quienes la vivieron y contribuyeron a superarla, no hubo otra: debieron tocar fondo para entender que tenían que superar absurdas maneras de ser, propias de un equívoco individualismo. Si no cambiaban y seguían los mismos viejos caminos, llenos de sangre y sufrimiento, no tenían ninguna posibilidad de salir del bache y, por el contrario, solo conseguirían hundirse más. Haciendo corto todo un proceso formidable con un profundo trasfondo educativo, llevado adelante por mentes lúcidas, Medellín decidió poner manos a la obra con un esfuerzo conjunto en el que nadie sobraba y encontraron, todos juntos, los nuevos caminos.

Ahora Medellín es paradigma de región ejemplar en ámbito continental.

Por supuesto, no se trata de copiar lo que hicieron los paisas. Lo que está pasando en el Ecuador es totalmente distinto de lo que sucedió en Colombia. Lo que ocurrió en Medellín tampoco es comparable con la situación de Guayaquil. Lo que conviene imitar es la voluntad del esfuerzo compartido entre las autoridades locales y departamentales, sus centros de educación superior, sus empresarios y los sectores más disímiles de su sociedad civil.

Y si acaso no se admite la crisis, puesto que sin duda hay algunos que niegan su existencia, siempre será importante, con visión prospectiva, que nos sentemos a diseñar el futuro, garantizándonos libertad y progreso.