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Despidiendo el 2018

Se termina un año más y lo hago agradeciendo. Doy las gracias a todas las personas que colaboraron en que tuviera de entre los 365 días del 2018, días iluminados y esperanzadores. En especial, agradezco a aquellos que me dieron claves para desembarazarme de las penurias que me dejó haber creído en la ética que no tuvieron ciertos compañeros. Perdonar y comprender las diferencias se hace más fácil si se conquista en equipo.

Agradezco la confianza, esa llamada recibida para darte ánimos cuando amaneciste sin ganas de salir al mundo. Doy las gracias a mis colegas que confiaron y depositaron su empuje en el desarrollo de mi profesión, lo que me permite sentirme feliz y realizada absolutamente.

Termino este año poniendo en orden lo que aprendí, tejiendo las lecciones, ampliando el panorama, alcanzando otros mares, volando por otros cielos, pisando más fuerte, no solo para no resbalarme, sino para devolverle gratis a la vida lo que me dio gratuitamente, con mesura, sin prisa y con empatía.

Este año me reservó experiencias aleccionadoras para ratificarme que para ciertos trabajos no basta la buena fe, ni la honradez y que el poder es tan tentador que logra someter incluso a las canas. También pude ver a gente que no invierte un minuto en ser simpática pero que cuida su palabra de honor, a ellos mis respetos. A mí, con un poco de vergüenza, me anoto la deuda de comprensión para quienes, un día amigos, se adhirieron a la secta del correísmo y si no robaron, se arrodillaron a los deseos de quien sembró el terror, el abuso y la corrupción.

Termino este año viendo más claro dónde está el centro que deseo tener en mi vida y despreciando, con mayor ahínco, el humo, la fanfarronería y derroche de ciertas vidas.

Despido al 2018 reconciliada conmigo y con toda la Creación, amando a quienes amo y dándoles las gracias por recibir mi amor, a veces enlodado, o a medias, o a secas o en manjares.

¡A ustedes lectores, les deseo un maravilloso año nuevo !