El grupo nació hace dos años, un acuerdo político evidenciado en la foto donde Jimmy Jairala (izquierda) habla en presencia de Jorge Glas.

Desbandada en Unidos

Surgieron como una respuesta a lo que el presidente Rafael Correa denomina “la restauración conservadora”.

En vilo. El mayor desafío del oficialista Frente Unidos es hacerle honor a su nombre. A pocos meses del arranque electoral, la mitad de sus miembros con representación en las urnas ha llevado a la mesa de análisis la opción de abandonar el frente. Una crisis que fuentes consultadas por EXPRESO entienden como un efecto rebote por la indecisión en la que se ha sumido Alianza PAIS sobre el nombre que debería liderarlos.

El hilo de la desbandada partidista en Unidos comienza a tensarse -cada vez más- a medida que el calendario electoral avanza hacia 2017. Así, donde antes había comunicados de “apoyo irrestricto” hoy se registran frases como “estaremos en el frente hasta cuando debamos estar”.

La sentencia última es del legislador y presidente provincial del manabita Unidad Primero, Carlos Bergman, quien garantiza la plena vigencia del acuerdo firmado con el partido de Gobierno: “lo vamos a respetar”, promete, aunque a punto seguido agregue que este “se vence en 2017” por lo que su partido deberá tomar una decisión con miras al futuro. Después de todo, admite, “el Frente Unidos fue una proclama de varios movimientos y partidos” (fue, dice, en pretérito), pero a estas alturas es innegable que “hay errores internos”.

Los errores que hace referencia pasan, según un alto representante de Unidos, por haber convertido la iniciativa “en una fábrica de declaraciones y nada más. A nosotros no se nos consulta nada”.

El sentir no es exclusivo. En Centro Democrático, un aliado del partido de Gobierno que trabaja ya en una candidatura propia, consideran que ya cuentan con “las intenciones y la voz, pero hasta que no tengamos nuestros propios asambleístas no vamos a tener el voto”, asegura Álex Klaere, director ejecutivo del movimiento.

La formación de Jimmy Jairala saca cuentas de los peligros de ser arrastrado hacia el fondo en la caída de popularidad del oficialismo y, refiere Klaere, “definitivamente se tiene que analizar muchísimo porque en cada provincia hay una percepción diferente en relación a la popularidad del presidente (Rafael) Correa y Alianza PAIS”. Es un tema que los centristas, cuyos pronunciamientos han ensayado el equilibrio entre la coincidencia y la divergencia, valorarán “con mucha prudencia”.

El escenario se repite con más cautela en el Movimiento Autónomo Regional (El Oro), liderado por el legislador Montgomery Sánchez, donde voces del partido aseguran que “Unidos resta más de lo que suma” para las cuentas del movimiento, que ha iniciado a tomar distancia en las últimas votaciones en el Pleno.

El contagio de la crisis interna de PAIS guarda relación directa con la división de su militancia ante Lenín Moreno y Jorge Glas por la sucesión. Y sus efectos alcanzan incluso a los movimientos ideológicamente más cercanos como Alfaro Vive Carajo que ha servido de base para el oficialismo. Su vocero, Pedro Moncada, admite que “indudablemente, el precandidato de Alianza PAIS puede no romper la unidad. Pero prácticamente sería decisorio” para el futuro del frente que, aunque no se disuelva por completo, podría ver amenazada su relevancia. Después de todo, aunque 14 marcas políticas conforman el bloque, solo seis de ellas están habilitadas para las elecciones.

El partido de Gobierno, sin embargo, mantiene aún la fidelidad incondicional de aliados como el movimiento ARE o el fundador y propulsor del club, el Partido Socialista Ecuatoriano, cuyo presidente Freddy Viejó acusa de “oportunistas” a los movimientos que sopesan el abandono y exhorta a sus coidearios a aceptar “a que recapaciten, que no es momento partidista, sino el momento de despojarse de egos para construir una unidad”.

Tal paso solo será posible una vez que la decisión de PAIS se haga pública. Aunque para muchos podría entonces ser más que tarde.