Antes de que el desastre llegue a un

Quiero un futuro y me lo están robando. Quiero muchas cosas, pero creo que un futuro es una necesidad. Un futuro para todos y se nos está escapando de las manos; mejor dicho, lo estamos rompiendo con ellas.

Vivo en uno de los 17 países megadiversos de todo el mundo, algo por lo que me siento muy afortunada. Sin embargo, cada día queda menos de la unicidad tan hermosa que nos distingue, y pocos hacemos algo al respecto. Estamos perdiendo una gran parte de nuestra identidad y de nuestra fuente de vida, la estamos matando.

No puedo quedarme de brazos cruzados ni un segundo más, no tenemos tiempo. Cada vez hay más decisiones incoherentes en cuanto al medio ambiente del país, que aunque parezcan inofensivas y lejanas, nos afectan a todos los ecuatorianos. Pienso que hay una ausencia de información y muchas formas de disfrazar los desastres que ocurren diariamente; es tiempo de quitarnos la venda de los ojos de una vez y ver cómo poco a poco nos estamos autodestruyendo sin darnos cuenta.

Debemos actuar, porque llegará un punto en el que no habrá manglares, ni delfines en ellos; ni monos en los bosques, ni peces en los ríos, ni nieve en los picos de la cordillera. Las playas estarán desiertas y contaminadas. No se escucharán más pájaros cantando, y nos preguntaremos: ¿en qué momento?

Paula Santos Cassanello