El pasado 31 de enero, dos personas “bien vestidas y con maletines en mano” ingresaron a una agencia bancaria, ubicada en la vía a Daule, en Guayaquil, y se llevaron cerca de 11.000 dólares.

Los delitos que mutan alrededor de los bancos

Las redes delictivas buscan nuevas modalidades para asaltar a los clientes. El robo y abuso de confianza, los más comunes

Paola llegó el sábado a un cajero automático ubicado en las calles Portete y la 17, en el suburbio de Guayaquil, y mientras intentaba retirar dinero, un joven que estaba en la fila la empujó. Como consecuencia de eso, su tarjeta de débito cayó al piso y en medio del trajín, el sujeto logró cambiarla por otra similar.

Minutos después, Paola se percató de que el mismo sujeto intentó ver la clave que ella digitaba en el cajero y cuando le recriminó, él y su compañero escaparon.

De inmediato alertó a la policía y luego de varias redadas lograron detener a los dos sospechosos. A ellos se les decomisó una tarjeta de débito del mismo banco, chips de varias operadoras de celular, entre otras evidencias.

Para el teniente coronel Carlos Coloma, jefe de la Subdirección de Delitos contra la Propiedad (Sidprobac) Zona 8, esa modalidad de robo conocida como ‘cambiazo’ es una de las más antiguas y que con el pasar de los años ha perdido espacio por las medidas de seguridad que implementan los bancos.

“Esto sucede generalmente cuando la gente se acerca a querer ayudar a esas personas que tienen dificultades en los cajeros. Buscan perfiles de ancianos o de clientes que creen que pueden tenerles confianza. Les cambian sus tarjetas por otras que han sido robadas con anterioridad”, precisa.

Pero este no es el único delito que se produce alrededor de las agencias bancarias. La estafa, el hurto, el abuso de confianza y el robo por fuga de información desde el interior son otros de los más comunes.

De todos estos, el asalto por fuga de información es el más complicado de combatir, pues las organizaciones delictivas intentan “reinventar sus estrategias”, según Jorge Villacreses, presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Seguridad.

“Es necesario que los bancos empiecen a hacer estudios de seguridad y de perfiles, especialmente a los trabajadores. Si esa persona tiene muchas deudas es un trabajador de riesgo. Deben, incluso, someterlos al polígrafo”, explica. Esta es una medida que, a decir de Villacreses, se realiza poco en el país.

“Las personas que no están haciendo trámites deben salir de la agencia, porque las bandas delictivas siempre intentan tener gente ahí para encontrar víctimas”, dice.

Estas personas son las que se hacen pasar por clientes que vigilan la potencial transacción desde la fila y luego avisan a los sacapintas; o que se visten como personal de la empresa para hurtar el dinero con la excusa de agilizar el trámite. Esos últimos sujetos suelen ser judicializados por abuso de confianza, pues el cliente les entrega el dinero en las manos.