A tomar decisiones
El Ecuador llegó hace rato a una disyuntiva que todavía no ha sido resuelta: o seguimos bajo el mismo modelo correísta asfixiante, omnímodo, centralista, o comenzamos a resolver con urgencia los problemas económicos, judiciales y legislativos que siguen vigentes, pero detenidos en el tiempo.
La tan anunciada reinstitucionalización del país ha quedado hasta ahora solo en discurso, en vista de que muchos casos de corrupción aún no se resuelven, mientras que los implicados siguen prófugos de la justicia.
A esto se suma la ausencia de un fiscal general definitivo que culmine procesos sensibles como el de Caminosca, Manduriacu, Petroecuador, Petrochina, entre otros, cuyo tiempo procesal no se detiene y las consecuencias pueden ser adversas para los intereses nacionales.
Como van las cosas, el titular de esta entidad podría ser nombrado a inicios del año próximo con un aditivo singular: unas pruebas de confianza para los postulantes, que incluyen someterse a un polígrafo y a un análisis toxicológico, lo que siembra de entrada una sospecha alrededor del candidato.
Atrás quedaron las épocas en las que la trayectoria y solvencia profesional eran suficientes para garantizar un buen desenvolvimiento en el sector público.
Es evidente que en la actualidad esto ya no es posible, en vista de las malas experiencias vividas con funcionarios que irrespetaron las leyes y todos los códigos de ética. Muchos de ellos siguen anquilosados en el poder, dificultando el desarrollo al involucrarse en la toma de decisiones.
Es inaudito que todos los proyectos estrella del denominado socialismo del siglo XXI tengan problemas tras millonarias inversiones, cuyos desgloses todavía son un misterio, mientras el país sigue esperando que aparezcan los responsables de tamaña irresponsabilidad.
Por el lado legislativo, el panorama no parece ser alentador, una vez que su nivel de credibilidad ha sido golpeado luego del escándalo de los diezmos. Entretanto, al menos 48 proyectos de ley están pendientes de ser tratados, entre los que constan el de Comunicación, de lavado de activos, las reformas a los códigos Integral Penal y de la Salud, etc. Por eso urge que se tomen decisiones para terminar con la etapa de echar culpas a los demás. Es hora de asumir responsabilidades.