
Daniel Noboa y sus decisiones polémicas: ¿cuáles son los riesgos?
Analistas observan una fascinación por el control. Medidas ponen en riesgo el capital político que Noboa logró en elecciones
Las decisiones de Daniel Noboa de rodearse de figuras del correísmo y de adoptar leyes polémicas, que apuntan a restringir derechos, han generado dudas sobre la línea que tomará el Gobierno en lo que será su período completo de mandato.
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Los cuestionamientos surgen desde los sectores que lo apoyaron al verlo como la opción del anticorreísmo o entre las personas que, si bien no comulgan con él, lo respaldaron al tenerlo como la última alternativa que quedaba frente a la candidata de la Revolución Ciudadana.
Aquellas decisiones se han hecho públicas, en medio de una estrategia comunicacional que recuerda al régimen que duró 10 años: cadenas nacionales y una limitada difusión de información que explique las decisiones del Ejecutivo.
“Piensan que esta apuesta política le puede beneficiar para instalar un modelo que manejó el correísmo y que ahora parece que no le disgusta a Daniel Noboa, esa fascinación por el control”, dice el analista político Francisco Rocha.
Las prácticas de este tipo son comunes en las democracias latinoamericanas y más en la ecuatoriana, explica el catedrático y consultor Esteban Ron. “Entran en un efecto bucle de repetir lo que le funcionó en su momento al correísmo porque las sociedades no tienen un cambio sustancial, sino solo generacional”, indica.
¿Qué arriesga Noboa?
Sin embargo, estas apuestas le podrían acarrear consecuencias al régimen. “Se juega el capital político de ese 18% a 30% del electorado que lo apoyó al decirle que no quiere ese modelo correísta, que apuntaba a manejar la opinión pública. Está resintiendo a quienes votaron por él en virtud de generar un modelo distinto, donde se fortalezca la institucionalidad del Ecuador y se construya una democracia”, observa Rocha.
El politólogo Arturo Moscoso coincide con ese criterio. “Es contraproducente porque mucha votación que recibió fue del anticorreísmo; no querían que vuelva el correísmo y le significará su capital político”.
Además, manifiesta que las últimas medidas ya generan preocupación, pues el país no desea retornar a un régimen autoritario. “Las reformas no deben ser restricciones de derechos; quienes creemos en la democracia y derechos debemos estar vigilantes”, menciona.
Otro aspecto que arriesgaría Noboa es su imagen como presidente. “Causaría un hartazgo inmediato hacia el gobernante. Hay que recordar que, aunque aplica prácticas populistas, los ecuatorianos quieren resultados inmediatos y la propaganda no sirve por el acceso a la información pública. Allí el discurso gubernamental cambia con documentos”, opina Ron.
¿Consecuencias en la nueva consulta?
Un escenario en el que podría medirse el impacto de las decisiones del mandatario es en la próxima consulta popular sobre la reforma constitucional de las bases militares extranjeras. El ministro de Gobierno, José de la Gasca, mencionó, días atrás, que en ese proceso se podrían incluir preguntas de otros temas, pero no los detalló.
¿Le pasará factura a Noboa? Rocha y Ron creen que es muy temprano para predecir un escenario adverso, pues el Gobierno aún gozaría de la luna de miel con el electorado.
“Estamos perdonando errores. Y si bien las elecciones molestan a los ecuatorianos, sí les gustan porque se reconfiguran fuerzas políticas”, asegura Ron. Para Rocha, en cambio, no se presentarían inconvenientes porque “las personas apoyan el retorno de las bases y dependerá de los temas que se planteen”.
Según Moscoso, “sí podría pasarle factura porque se desgasta políticamente. Veamos cuándo la hace y si supera el control constitucional”, acota.
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