
Cruzar la calle al llegar o salir de la escuela, un riesgo diario
Padres de familia de la Unidad Educativa Raúl Clemente Huerta piden un control al tránsito.
Margarita Sánchez está atenta. Mira repetidas veces a su izquierda y a su derecha, mientras sostiene la mano de su hijo, de 8 años. Es poco más del mediodía y, como de costumbre, ella llegó puntual a retirar a Jostin de la unidad educativa Raúl Clemente Huerta, situada entre las calles 10 de Agosto, entre Teniente Gustavo Ledesma y Alfredo Valenzuela, en el barrio Garay de Guayaquil.
Ya lleva tres minutos en la vereda que da a la institución, esperando que el flujo vehicular de la avenida 10 de Agosto, que es de doble vía, se reduzca o detenga para cruzar los cuatro metros de la calzada y llegar a la vereda de enfrente que la conduce a casa.
“¡Ahora!”, le dice a su hijo; y ambos echan a correr, aprovechando la ausencia del tránsito que se dio por un momento.
Ya están acostumbrados, pues repiten la escena de lunes a viernes, poco antes de las 07:00, cuando inician las clases, y después de las 12:00, cuando terminan. “A pesar de que vivimos cerca de la escuela, lo vengo a dejar y a retirar, porque tengo miedo de que me lo atropellen, como ya ha pasado con otros niños”, dice la mujer, también residente de ese sector del suroeste.
En el plantel Clemente Huerta hay 441 alumnos y la mayoría de ellos toma el mismo reto diario que Margarita y su hijo.
No hay en esa vía un semáforo, algún paso cebra, paletas metálicas de reducción de seguridad ni de precaución, ni mucho menos un agente de tránsito que controle la zona. Lo que hay es una señal de pare, que, a decir de los padres de familia, los conductores no respetan. “Hace cinco meses una camioneta atropelló a una estudiante, le fracturó una pierna.
Para entonces nosotros enviamos la solicitud a la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) con firma de los padres, maestros y autoridades del plantel para que tomen medidas, pero hasta ahora no han hecho nada”, asegura Fanny Jiménez, presidenta del Comité de Padres de Familia del establecimiento educativo.
Ella suele hacer el papel de agente de tránsito para ayudar a pasar, no solo a su nieto, sino a muchos niños, quienes salen y regresan solos de sus hogares.
En la 10 de Agosto transitan, además de los carros particulares, una línea de bus y otra que va a Chongón. En la Alfredo Valenzuela, vía que toma otra parte de los estudiantes, transitan solo automotores particulares. Pero en ambas calles hay poca prudencia de conductores y tránsito a alta velocidad, según los moradores.
“Los niños cruzan asustados. Es un reto peligroso que están obligados a tomar todos los días. Muchos, incluso, por esperar a que la calle quede despejada, llegan tarde al aula”, reclama Alexandra Pilaguán, otra de las madres de familia.
Aunque ningún estudiante ha fallecido por impericias de los conductores en el sector, los padres temen que ocurra lo del año pasado, donde hubo al menos tres accidentes graves. Justamente por eso, hace dos años las autoridades del plantel cerraron la puerta principal que daba hacia la calle 10 de Agosto.
EXPRESO consultó a la ATM sobre el problema y de esa institución aseguraron que a partir del lunes 13 de mayo un agente civil controlará el tránsito.
Escuela
Temor por la cantidad de vehículos
A varias cuadras de la Clemente Huerta está la escuela Rosa Borja, entre las calles Ayacucho y Leonidas Plaza. Varios padres de familia de esa institución se quejan de que a la hora de salida sus niños corren riesgo de ser atropellados por los vehículos que transitan esa vía, sin precaución. Según los padres, la presencia de cinco líneas de buses, más los carros particulares, hacen peligroso el cruce de sus hijos de vereda a vereda, pese a que hay un semáforo y señalización.
Voces
Rosa Martínez
Madre de familia de uno de los estudiantes
Tengo que esperar hasta que pase el último carro. A veces hasta 5 minutos. Hay niños que cruzan solos porque no logran medir el peligro. Hace falta un semáforo.
Diana Maldonado
Madre de familia de uno de los estudiantes
En la mañana, los carros se forman hasta tres columnas en ambas calles dejando sin opción para cruzar. En la 10 de Agosto hay una señal de pare, pero los carros no la respetan.
Juan Figueroa
Padre de familia de una estudiante del plantel.
Pasamos en zozobra, con miedo de que algún auto lastime a nuestros hijos. Por eso vengo a ver al mío todos los días. Necesitamos un semáforo o un agente que controle el tránsito.