A falta de camillas. En el Guasmo Sur, en la noche del martes desaparecieron los camilleros. Los parientes del enfermo tuvieron que encargarse del traslado.

El estado critico de un area de Emergencia

La tensión y el drama reinan en estas salas. EXPRESO recorre cuatro hospitales. La atención no siempre es la adecuada.

Morir es una opción en las áreas de Emergencia de cualquier hospital en el mundo. Solo así se entiende aquel panorama de miradas perdidas, tensas y hasta soñolientas por las horas sin dormir que una mañana y noche reciente se observó al pie de las áreas de cuatro complejos médicos.

Sucedió al pie de aquella monumental edificación que el Gobierno de Rafael Correa inauguró un mediodía de enero del 2017, en el Guasmo Sur. El cartel que anuncia la construcción de la obra aún se mantiene. En grandes letras se lee: 665 camas, mientras que otras pequeñas aclaran que solo “474 son censables”.

En fin, en este moderno y recién inaugurado edificio existe una silla rodante que se ha vuelto un objeto determinante. Mientras en la Emergencia del hospital Teodoro Maldonado Carbo (del IESS) hay siete para recoger y trasladar a los pacientes -lo requieran o no-, acá, en el centro del sur solo hay una, que está destinada a quienes no pueden movilizarse.

Aquellos que muestren dolor, pero que puedan dar pasos -desde embarazadas hasta ancianos; con fractura en alguna de sus extremidades superiores o indicios de cólicos-, lo constató EXPRESO durante un recorrido por la mañana, no tienen la opción de sentarse. El guardia que se planta en el ingreso le indica a los familiares y al paciente “que sigan”, “que más adelante les atienden”.

Cerca de la medianoche, en cambio, aquel importante vehículo desaparece. Los familiares piden ayuda, claman por traslado, pero a falta de soporte, no les queda de otra que llevarlos en peso o servir de apoyo para que lo hagan por su cuenta.

Pero no es lo único cuestionable. Tal como sucede con el Maldonado Carbo, donde al familiar se les ha adecuado un galpón techado a 50 metros de donde sus parientes se debaten entre dolor y muerte, en el hospital del Guasmo, apenas 15 personas caben bajo una tolda de lona. El resto, deambula bajo soles inclementes o torrenciales lluvias, en el invierno, o fríos intensos en verano.

“Parece que no nos quieren aquí”, dijo Josefina Guamán, una comerciante de legumbres que trajo desde Durán y con un fuerte cólico a su pareja la madrugada del martes. Era ya mediodía y ella seguía sentada en el área de parqueo interno del sanatorio.

José Pin, de 38 años, y agente de seguridad, cumplía nueve días en el área de cuidados intensivos. “Aunque él no responde, está muy bien cuidado”, dice una de sus hermanas, que lleva igual número de noches durmiendo casi a la intemperie. Ahí se acepta a dos parientes por paciente. El sitio no tiene paredes. Dos guardias privados, a escasos metros, ofrecen seguridad. Ellos sí, en una garita cerrada.

La semana pasada EXPRESO solicitó a los directivos de este y otros dos hospitales (el León Becerra y el Luis Vernaza, afectados por el monto de dinero que el Estado les adeuda), pasar la noche en el área de Emergencias, precisamente para conocer al personal médico y de enfermería, profundizar en su labor, el tipo de cirugías y procedimiento que realizan, y observar cuál es el trato hacia los dolientes. Sin embargo, basándose en la Ley de Derechos y Amparo del Paciente y la confidencialidad que sus terapias requieren, la solicitud fue negada.

En el sector de Ceibos, donde está el hace un año inaugurado Hospital del IEES y cuyos servicios han sido objeto de varias críticas, el trato a los parientes y afectados sigue siendo un tema preocupante.

“Nos toca esperar horas por un diagnóstico. Mi cuñada lleva dos horas adentro y nadie se digna a decirnos nada. No sabemos si la van a internar o a intervenir”, precisó Martha Llaguno, familiar de la mujer que llegó cerca de las 19:00 con un problema respiratorio. Otros usuarios de igual manera se quejaron de la atención en el interior del centro.

Que se demoran, dijeron, que no hay reactivos para determinar un diagnóstico de forma inmediata ni las camillas necesarias para chequearlos. “Hace poco mi esposa, embarazada, tuvo una recaída y la derivaron a otro centro por falta de insumos. En otra ocasión se demoraron 3 horas en atenderla. Hoy, que se ha descompensado, espero, ruego no tener inconvenientes”. La situación es desesperante, dijo James, quien solicitó mantener en anonimato su apellido.

En el Luis Vernaza, otro de los sitios visitados, los familiares tienen una sala de espera, con ambiente climatizado y una gran pantalla de televisión, pero como ahí dentro no es posible colocar tendidos, muchos (porque solo un miembro por clan puede entrar) prefieren dejar el lugar y dormir en las aceras aledañas, a cuenta y riesgo personal. Esto implica cierta inseguridad, el sector -Cerro del Carmen-, es considerado zona roja. “Roban a cualquier hora”, dice la dueña de un local. “Los delincuentes no tienen temor ni porque hay una UPC a 100 metros”, agrega otra.

Para los comerciantes, la crisis por la que pasa el hospital (este pertenece a la Junta, y el Gobierno le adeuda $ 112 millones), es evidente en el número de pacientes que hoy llegan sobre todo en horas de la noche. Si bien el viernes y sábado, se ve más movimiento (posiblemente por los accidentes, apuntan), el resto de días es notable la baja. “Hace una década los enfermos llegaban sin parar, se escuchaban a las sirenas sonar a cada rato. Ahora prevalece el silencio. La gente se refugia en los hospitales públicos, aun cuando la atención no es del todo buena”. Pesa la gratuidad, matiza Ernesto Gordillo, propietario de una tienda de abarrotes.

La desgracia otorga treguas. Aquello sucedió a eso de las 11:00 en el Hospital del Guasmo, donde los internos atendían casos menores. Diferente fue a eso de las 22:00. En apenas media hora ingresaron hasta 10 vehículos, entre ambulancias y carros particulares. Cada uno llegaba con personas que requerían atención. A estos se sumaban los que hacían fila, en el área de espera.

“Esta gente no nos atiende rápido”, dice Talía Navarrete Preciado, quien llegó a las 16:00 con su hijo de 5 años, con fractura en uno de sus brazos. “Hace media hora le hicieron la radiografía. Todo ese tiempo mi niño lloraba de dolor”.

Andreína Quiñónez Pacheco lanzó varios insultos como reclamo porque no se le daba la atención que ella “merecía”. “Creen que porque vendo caramelos en los buses no merezco medicina”. Dice que hace poco pasó una semana interna en el Hospital Guayaquil por problemas en el colon. “Ahora me ha vuelto el dolor y ellos dicen que venga mañana a la consulta externa. No me dieron ni una pastilla”.

Cuando el dolor es insoportable, cuando hay temor de que el familiar al que se trae de urgencias quizá no aguante, cualquier minuto parece eterno. En el área de Emergencia nadie entiende de esperas.

Hospital del Guasmo Sur

Un informe detecta falencias en la atención y seguridad del paciente

Las quejas por la calidad de la atención que reciben los pacientes y familiares en el área de Emergencia del hospital general Guasmo Sur se escuchan todo el tiempo en el exterior del establecimiento médico.

Uno de estos reclamos llegó a oídos de la ministra de Salud, Verónica Espinosa, luego de que los familiares de una mujer manifestaran que la paciente falleció debido a que no fue atendida a su arribo a la sala de emergencia del hospital, el pasado 22 de febrero.

“Nos encontramos preocupados por la denuncia presentada sobre el #HospitalGuasmoSur... Al momento se han iniciado las evaluaciones minuciosas del caso, con participación de todas las autoridades involucradas”, dijo la ministra días después, por medio de un comunicado.

Esa misma denuncia impulsó que Espinosa solicite un monitoreo a los procesos levantados en el hospital Guasmo Sur y el acompañamiento a la Unidad de Calidad.

Esto con el objetivo de identificar los nudos críticos en relación a la bioseguridad, seguridad del paciente, eliminación de desechos hospitalarios, aplicación de normativas y avances de implementación de los procesos de provisión y gestión de la calidad.

En el informe técnico de resultados, al que tuvo acceso EXPRESO, se detallan varias falencias que tiene el personal de salud del hospital, relacionadas con la seguridad del paciente que ingresa al área de Emergencia, Hospitalización y Unidad de Cuidados Intensivos - Neonatal.

En las relacionadas con Emergencia, se evidencia que el usuario no recibe educación sobre tiempos de espera, y no se observa educación visual en áreas de espera de familiares y acompañantes; el servicio de triaje no cuenta con alcohol en gel de fácil acceso para el profesional de salud en cada punto de atención; el personal de internos rotativos de enfermería y medicina desconocen prácticas enfocadas a la seguridad del paciente y que no se realiza la limpieza y desinfección de las áreas de alto contacto, como manijas de puertas, barandas de puertas y pasillos.

Además, se menciona que el personal de salud se muestra poco cordial y atento a las diferentes situaciones de emergencia que se presentan en el servicio.

Como recomendación la Dirección Nacional de Calidad de los Servicios de Salud, departamento a cargo del informe, señala que “el hospital general del Guasmo Sur iniciará el proceso de evaluación de competencias del personal de salud relacionado con la seguridad del paciente; el cual será monitoreado por un equipo multidisciplinario conformado en nivel zonal 8”.

También, entre otros puntos, ejecutar acciones de educación en las áreas de espera de familiares o acompañantes, informando sobre medidas estándares de bioseguridad para el domicilio del paciente, familiar y acompañante de pacientes.

Datos

Atención

En el hospital del Guasmo se quejan de los fármacos. Durante el recorrido, 3 de 5 pacientes, dos con problemas respiratorios y uno con fractura, recibieron solo ibuprofeno.

Denuncia

Los usuarios lamentan la falta de atención hacia los adictos en los centros de salud pública. Protestan ser atendidos en Emergencias, aun cuando llegan convulsionando, luego de 2 o 3 horas.