Sin Correa y en crisis, la oposicion ve su hora para llegar al poder
Las encuestas señalan que Moreno no lo tendrá fácil para hacerse con el 40% de los sufragios y una diferencia de 10 puntos con el segundo más votado necesarios para ganar los comicios en primera vuelta.
No estará Rafael Correa, tras 10 años de gobierno tan popular como polémico. El país afronta una compleja situación económica: la fragmentada oposición ecuatoriana ve su oportunidad de llegar al poder en las elecciones de febrero.
“El que no esté Correa como candidato en estas elecciones las torna más competitivas y desperfila un poco la polarización gobierno versus oposición. Sin duda, la crisis económica es el tema que más enfatiza la oposición”, resumió el politólogo Gustavo Ayala. El exvicepresidente Lenín Moreno, el candidato escogido para perpetuar el correísmo, cuenta con una sólida base electoral y tiene el aval de los indudables progresos en materia económica y social registrados en la década de gobierno de Correa, el más largo y estable de la historia reciente de Ecuador.
Pero a su reto de sustituir al todopoderoso mandatario se le suma el hecho de que deberá liderar la única campaña presidencial que disputará el correísmo en época de vacas flacas: con la prolongada caída del precio del petróleo, el pequeño miembro de la OPEP encadena cuatro trimestres consecutivos de decrecimiento y la previsión es que el PIB se contraiga un 1,7% en 2016.
Profundamente golpeada por la devaluación de los monedas de los países vecinos, la dolarizada economía ecuatoriana tiene un déficit fiscal calculado en más de 5% y una creciente deuda externa. Además, el gobierno se salpicó recientemente por casos de corrupción, como el de Petroecuador.
En lo que va de precampaña, los otros siete candidatos -todos de oposición-, entre los que figuran el exbanquero de derecha Guillermo Lasso, el exmilitar de centroizquierda Paco Moncayo y la exasambleísta de derecha Cynthia Viteri, le están sacando punta a esas debilidades para arrebatarle votos al oficialismo y convencer a los indecisos de cara a las elecciones del 19 de febrero. “Todos centran su narrativa en el mal manejo económico-corrupción-derroche. Las otras elecciones se dieron en una etapa de bonanza, pero en esta el mensaje de que no se ahorró cuando había mucho dinero puede ser efectivo, aunque el gobierno ha conseguido rebajar la sensación de malestar”, dijo la politóloga Tatiana Larrea.
“La oposición ha tenido éxito en asociar la crisis con la gestión del gobierno y ha logrado imponer sus temas de liberalización comercial, disminución de impuestos, ajuste fiscal, menor tamaño del Estado... Pero su discurso político se parece demasiado a las viejas recetas denominadas neoliberales, asumidas con dudas por amplios sectores”, consideró por su parte Ayala.
Las principales encuestas señalan que Moreno no lo tendrá nada fácil para hacerse con el 40% de los sufragios y una diferencia de 10 puntos con el segundo más votado necesarios para ganar los comicios en primera vuelta, como hizo Correa en 2009 y en 2013, cuando arrasó con sus contendientes. “El correísmo cuenta con un piso sólido de cerca de 30%. Las candidaturas de la derecha, Guillermo Lasso (CREO) o Cynthia Viteri (Partido Social Cristiano), constituyen las más competitivas. Entre estas se definirá al binomio que quede segundo. Son percibidas como la oposición más directa, presentan una visión ideológica más diferenciada frente al gobierno y tienen estructuras políticas considerables”, explica Ayala.
Prácticamente todos los candidatos opositores también dan por seguro el balotaje, que sería el 2 de abril.
Aunque no cedieron a la propuesta del magnate y cinco veces presidenciable Álvaro Noboa de buscar un candidato único para derrotar en primera vuelta al oficialismo y han mostrado profundas diferencias entre ellos, los opositores no descartan alianzas en el segundo round. “En la oposición se ha visto en los últimos dos años una imposibilidad de llegar a acuerdos mínimos, pero puede ser que en una eventual segunda vuelta se vuelvan más pragmáticos y se dediquen más a ganar al otro que a ganar ellos”, señaló Larrea, directora de investigación de la consultora CIEES. “Pero la pregunta es: si una candidatura con apoyos tan diversos llega a triunfar, ¿cómo va a gobernar?”, advierte.