Corporativismo

Primero los corredores de bienes raíces, luego los taxistas, los notarios, ahora los hoteleros. Uno puede entender que el ciudadano de a pie vaya a pedir al Estado que sus derechos sean protegidos, pero el corporativismo en nuestros días... está empezando a rayar el absurdo.

No coincido en que el Estado garantice a hoteleros protección imponiendo barreras a los hogares que buscan alquilar libremente sus inmuebles. O haciéndole la vida cuadritos a las plataformas que lideran el flujo turístico mundial, en un país en el que la demanda de camas producida por nuevos turistas crece más rápido que la oferta hotelera. Es absurdo que los notarios exijan, siendo tantos, de tan diversa especialidad y ubicación geográfica, que el Gobierno los trate como dependencias públicas asignándoles trámites por un método normalizador en lugar de que compitan por ellos con calidad y cercanía de sus servicios. ¿Qué pasa con aquellos corredores de bienes raíces que exigen una tarifa asegurada por ley, como la obligatoriedad de ser contratados, en lugar de competir a diente pelado para asegurar menores costos y mayores volúmenes de mercado? ¿Quiénes son esos privilegiados que han cobrado tanto por empuñar al gremio taxista, privilegio que hoy buscan proteger a costa del servicio?

Con menor perfil, también están en la lista contadores, auditores, abogados, consultores ambientales y otros grupos corporativos que disfrutan pasiblemente de mercados protegidos por ley.

En fin, los destinatarios de esta nota no son aquellos que legítimamente pelean por mejores condiciones para sus corporaciones. Los destinatarios de estas reflexiones son los políticos que no logran sintonizar con la ciudadanía. Al atender y representar mejor los intereses corporativos que los de la ciudadanía, no están haciendo su trabajo. Piensan que sí, tal vez, en el corto plazo, incluso obtienen algún beneficio. Pero como lo muestra la evolución de los derechos y libertades ciudadanos, son cada vez más y para más personas.

Que lo sepan los políticos que defienden el corporativismo: van en contra de la historia.