
Cordicom y Supercom chocan por la vision de interculturalidad
Una demostración de fuerza. El partido Avanza entregó ayer 70.000 nuevas afiliaciones en el Consejo Nacional Electoral (CNE).Según sus cuentas, ya llevan 420.000 afiliados. Sus principales líderes se autocalifican como la segunda fuerza política
Sin concluir en lo sustancial: cuánto es el grado de incumplimiento ni por qué se incumple, la Supercom ha envuelto a Diario EXPRESO en un proceso sancionatorio con el móvil de la interculturalidad. El martes se ventiló la audiencia de cargos y descargos en Quito; la sentencia está en espera.
La cuantificación y la causa (los medios deben cumplir una cuota diaria ‘intercultural’ del 5 %) resultan trascendentales en el proceso por su alcance, que deriva en la coherencia entre los órganos encargados de velar por la comunicación y su consecuente repercusión en los medios. Dirime, en definitiva, su orientación frente a la ley y su grado de defensa, o de indefensión, ante quien dicta la doctrina de la comunicación, Cordicom, y quien promueve los procesos como acusador, juez y sancionador al mismo tiempo, la Supercom.
El significado de la cosmovisión y la cultura ocupan el epicentro del dilema. Aunque el Cordicom tiene establecidos 15 parámetros que encauzan desde ambos conceptos el objetivo de integrar las nacionalidades en la realidad social ecuatoriana, la Supercom limita su proyección. ‘No ha lugar’ a las expresiones individuales, al ámbito político, económico, ni otros campos del desenvolvimiento cotidiano en el propósito de la integración, concluyó Alejandro Salguero, abogado acusador de la Supercom, en la audiencia del martes en Quito.
La edición del pasado 4 de enero de EXPRESO, el objeto de incriminación de la Supercom, presentaba este bagaje: una página sobre las declaraciones en el entorno político de 10 personajes, uno de ellos afro y seis indígenas; una infografía central con la representación de los pueblos y nacionalidades de Ecuador; tres informaciones elaboradas sobre la naturaleza; una página sobre la figura de Julio Jaramillo; una imagen del jugador afroecuatoriano Cristian Pinilla representando el amplio abanico del mercado de pases en el fútbol nacional, y una noticia sobre la siembra del maíz y el arroz, ambas plantas vinculadas a las culturas milenarias. En el cálculo, más de un 10 % de contenido intercultural de acuerdo con la doctrina del Cordicom, que obliga entre sus quince fundamentos a “producir contenidos desde la propia cosmovisión de los pueblos y nacionalidades”, a “recrear la memoria cultural de los pueblos”, a “fomentar los derechos de la naturaleza: la Pacha Mama”, a “difundir la producción simbólica de los pueblos y nacionalidades” y a “coadyuvar el fortalecimiento del patrimonio alimentario”.
El pronunciamiento del abogado Salguero, de cristalizarse en la sentencia pendiente contra este Diario, tendría consecuencias inquietantes. La primera: la peligrosa disparidad de criterios entre los dos órganos encargados de la comunicación. La segunda: la indefensión añadida por la desorientación a los medios. Y la tercera: el desconocimiento del significado de cosmovisión y cultura en el marco de sus acepciones, definidas como la visión del mundo, el conjunto de modos de vida, costumbres y saberes de un grupo social, y también como el cúmulo de conocimientos que permiten desarrollar el juicio crítico.
De esta última sobrevendría el efecto más alarmante. El objetivo de integración que implica a los medios con la obligación de producir contenidos se vería empujado a los ámbitos del folclore, limitado por otra parte, y a los pueblos y nacionalidades a constreñir sus aspiraciones al ver cercenado el campo de acción de sus voces.
Contrastan incongruencias en el informe acusador. Resalta por un lado que la interculturalidad consiste en el “reordenamiento de la vida social, política y cultural”, pero al tiempo desconoce los contenidos que impactan en los terrenos políticos, económicos y otros ámbitos de la vida cotidiana. “La interculturalidad no es folclore, sino algo transversal que incluye nuestra voz en todos los géneros”, resume la indígena Lourdes Tibán. “No se trata de hacer guetos ni de mostrar marimbas”, sentencia el afroecuatoriano Lenin Hurtado.