Íngrima. Marcela Aguiñaga, sentada en un mar de escaños vacíos, vive su momento de soledad perfecta.

La consulta no se toca

Ocurrió ayer, cuando Pabel Muñoz presentó su propuesta de resolución para solicitar a la Corte Constitucional que observe la pregunta tercera de la consulta con apego a la Constitución, cosa que, por lo demás, es su trabajo.

La consulta popular no se toca: he ahí la secreta consigna del bloque morenista de la bancada de PAIS en la Asamblea. El espectáculo que producen cuarenta legisladores abandonando la sala de sesiones es de aquellos que rara vez se producen en estos pagos. Ocurrió ayer, cuando Pabel Muñoz presentó su propuesta de resolución para solicitar a la Corte Constitucional que observe la pregunta tercera de la consulta con apego a la Constitución, cosa que, por lo demás, es su trabajo. En el lenguaje de los halcones correístas eso solo puede significar una cosa: que la desactiven. Las palomas morenistas no podían aceptar una propuesta semejante. Y como tampoco querían votar con la oposición, guardaron silencio, se pararon y se fueron. Ahí quedó el bloque de los 23 halcones, solo frente al mundo.

En minoría debatieron los correístas. Su postura fue inédita en esta sala: tras diez años de predicar o practicar lo contrario, el correísmo se lanzó en defensa de la independencia de los poderes del Estado y a favor de la facultad fiscalizadora de la Asamblea, que por lo general han utilizado para impedir juicios políticos. La pregunta número 3 de la consulta, según ellos, atenta contra ambos principios. La oposición estuvo unida y actuó, por los azares de la política, como bloque de Gobierno: en defensa de la consulta del presidente Moreno.

La tercera pregunta tiene que ver con el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs). Propone enmendar la Constitución para reestructurarlo, dar por terminado el período de sus actuales integrantes y nombrar un Consejo de transición con la potestad de “evaluar el desempeño” de los funcionarios cuya designación le corresponde y, dado el caso, destituirlos: autoridades de control, Consejo de la Judicatura, superintendentes...

“Esta no es una resolución política sino constitucional y competencial”, según el proponente Pabel Muñoz. “No estamos en contra -dijo- de la consulta popular”. Ni siquiera de cesar a los miembros del Cpccs. El problema, donde lo ven ellos, reside sobre todo en una cuestión de competencias. La propuesta del Ejecutivo otorga al Consejo de transición las facultades de fiscalización y control político, “usurpando” (dijo Muñoz), “arrebatándoselas” (dramatizó Soledad Buendía) a la Asamblea Nacional.

“Se puede crear un caos institucional”, advirtió Verónica Arias. Y Gabriela Rivadeneira lanzó una acusación al Gobierno: “La finalidad política de esta pregunta -dijo- es la acumulación de poder”, aberración a la que siempre se opuso. Ninguno de los halcones disimuló su preocupación por la suerte de las autoridades de control del correísmo.

La oposición, devenida en gobiernismo, por una vez en mayoría y sintiéndose en la cresta de la ola, disfrutó el momento. “Vayan con cuentos a otra parte”, rio Henry Cucalón. “Ahora les preocupa la fiscalización -dijo con fingida sorpresa-, luego de negar el juicio político al vicepresidente”. Él y otros desmintieron que los consejeros transitorios vayan a privar a la Asamblea de sus facultades para fiscalizar: “Traigamos a esos señores, traigámoslos en combo y los fiscalizamos a todos si hace falta”, remató Cucalón con gracia.

Pero el espectáculo lo puso Luis Pachala (CREO), que en su momento fue miembro del Cpccs y lo conoce por dentro. Rugió, enronqueció y se desgañitó el asambleísta, mientras sus compañeros de bancada le tendían las manos en gesto teatral de evitarle un infarto.

“Antes todo era bueno, ahora todo es malo”, empezó diciendo Pachala, y procedió a comparar la pregunta 3 de la consulta de Lenín Moreno con la pregunta 4 de la consulta de Rafael Correa en 2011: aquella que “metía las manos en la justicia” y creaba el Consejo de la Judicatura de transición con idénticas características a las que ahora se proponen para el Cpccs de transición.

Las palomas, poco a poco, regresaron al hemiciclo y se posaron en silencio sobre sus escaños. PAIS volvió a estar en mayoría, pero Carlos Bergmann, halcón encargado de la presidencia, no se dejó engañar por las apariencias. Suspendió el debate, dio por concluida la sesión y dejó la votación para otro día. Exactamente, para nunca.

Espinosa: los secretos continúan

Llegaron antes del mediodía, pero nadie los vio. Su visita no constaba en ninguna agenda. Mientras el exministro de Educación y hoy asambleísta del correísmo Augusto Espinosa hundía su cabeza entre los hombros y trataba de mantener el perfil bajo, autoridades de ese mismo ministerio acudían a la presidencia de la Asamblea a dejar información sobre los casos de abuso sexual de cuyo encubrimiento ha sido formalmente acusado. Se trata de los (hasta el momento) 117 casos que fueron archivados sin resolución administrativa. Funcionarios de la oficina de comunicación quisieron llamar a los periodistas, pero fueron instruidos de no hacerlo por asesores de José Serrano. La suerte de Espinosa, en la Asamblea, continúa decidiéndose a puerta cerrada.