La convocatoria a consulta popular y las medidas económicas tomadas por el presidente van delineando el rumbo del Gobierno.

Al margen de diversas opiniones o suposiciones que caracterizan la actividad política, es evidente que la consulta persigue afianzar la gestión presidencial. Dos preguntas generan marcada controversia: la que propone la renovación del Consejo de Participación Ciudadana y la que busca recuperar la disposición de la Constitución del 2008 que permitía la reelección por una vez. En ambos casos es un verdadero plebiscito en que el pronunciamiento ciudadano tendrá como motivación estar a favor o en contra de lo realizado por el anterior gobierno. Aquello explica que existan dos tendencias que dividen al país, dividen al movimiento Alianza PAIS, fragmentan más a las izquierdas, a la ortodoxa, a la infantil, a la populista, aunque coinciden en poner como estandartes de sus reivindicaciones a dos eximios líderes del liberalismo social y humanista, Bolívar y Alfaro, desplazando a sus ideólogos, como Lenin y Stalin.

El encargo de la Vicepresidencia revela la intención de lograr el mayor apoyo posible de Alianza PAIS, en esa agrupación está la más agresiva oposición con los seguidores del expresidente y ahí también están los más decididos partidarios del gobierno.

Las medidas económicas demuestran que el modelo no ha cambiado. Sigue predominando un criterio fiscalista, el aumento de impuestos o aranceles terminará castigando al consumidor; deberían pagarlo los que derrocharon recursos públicos o se enriquecieron la década pasada. No hay medidas suficientes para controlar el gasto público y reprogramar la deuda, se sigue recurriendo a endeudamiento oneroso, incluyendo prendar el oro. El tono presidencial ha oxigenado la democracia, hay menos temor y más libertad y respeto, se abandonó la confrontación y se implementó el diálogo. Lo que el presidente no puede eludir es fortalecer la institucionalidad democrática, terminar con la exclusividad del partido único manejando el país, impulsar la lucha contra la corrupción. En esos tres casos no se puede transigir.