El consenso es posible

El modo ecuatoriano de instalación de los gobiernos dictatoriales, y la superación de los mismos, ha cambiado en el Ecuador. Tradicionalmente se establecían por vía de un cuartelazo, en el caso de los gobiernos militares; o con la presencia del pueblo en las calles exigiendo su salida. Luego de períodos variables, que llegaron hasta una década, el pueblo recuperaba en las calles su derecho a la vida democrática (lo de democracia es una forma de decir, para tampoco hablar de vida constitucional, pues las dos en nuestro país siguen siendo formas relativas de organización política).

Ahora, el más reciente gobierno dictatorial -no es posible decir el último- llegó al poder por vía de las urnas y luego de una década de ejercicio cada vez más represivo y corrupto fue, ante el asombro de muchos, superado por vía electoral. Todo ello dio paso ante la incredulidad frente al fenómeno político que se estaba presenciando, a que se repita con frecuencia el viejo refrán criollo, de que no hay mejor cuña que la del mismo palo. Hoy, luego de las peripecias de dos vicepresidentes fallidos, uno en la cárcel y otra bajo sospecha, finalmente, después de superar al correísmo residual en la Asamblea Nacional, ha sido posible la designación del actual segundo mandatario contando con la voluntad favorable de noventa y cuatro legisladores.

Lo ocurrido no puede tomarse a la ligera: el hecho denota que los consensos son posibles cuando, como en el caso comentado, se sacrifica en la selección de la terna sometida a la Asamblea Nacional, la conveniencia partidaria y se lee con acierto por dónde quiere transitar la voluntad del soberano. Es de esperar luego de este esfuerzo por lograr un consenso trascendente, que igual procedimiento se cumpla por parte de las fuerzas políticas, en este instante preparándose para la próxima contienda electoral.

Se agravaría la crisis, si a la situación que se está atravesando se le suma la agitación electoral. Recomendable es que la compaña que se avecina se sustente en las propuestas de los candidatos. Por otra parte, bueno sería que el vicepresidente, que ha tenido tan positivas manifestaciones de apoyo en la Asamblea, en coordinación con el Ministerio del Interior, se preocupe de mantener el anhelado, y difícil de conseguir, consenso nacional.