Guillermo Lizarzaburo / Mariela Ulloa Carrasco

El hongo de la sigatoka negra es el peor enemigo del banano. Puede ser tan agresivo como para acabar con una plantación entera. Pero tiene un enemigo con alas.

Un drone, parecido a un pájaro con un sistema de autopiloto, cámara infrarroja y batería para 50 minutos de monitoreo, inspecciona 80 hectáreas en 20 minutos de vuelo y ofrece un análisis instantáneo.

Es parte del programa Smart Agro que la compañía Bayer ha puesto a disposición de los productores y cuyas pruebas en la hacienda María José Clemencia, ubicada en el km 36 de la vía Durán-Tambo, en el cantón El Triunfo, dieron resultados importantes para el dueño de la finca, Juan Francisco Sigüenza.

Durante la demostración del funcionamiento, Gonzalo Pacheco, experto y operador del drone, dijo a Diario EXPRESO que “para tener una toma óptima de datos” hay que georreferenciar la pista, elaborar un mapa de recorrido y programar el vuelo en el sistema, que realizará capturas de luz y en estado muy temprano de siembra se puede verificar si existe un problema en la planta.

El programa, según Paúl Romero, gerente de investigación, busca apoyar a productores del mundo con el desarrollo de soluciones para la protección de cultivos a través de su herramienta, que entrega al productor de banano un servicio de monitoreo y seguimiento de la sanidad de sus cultivos para mejorar su productividad.

Para el presidente de la Asociación de Exportadores de Banano (AEBE), Eduardo Ledesma, la tecnología en general (no solo la de Bayer), que incluye también el uso de plantas de meristema o productos biológicos, ha logrado poner en alto a Ecuador, el principal exportador de la fruta.

Tecnología no es solo drones o teléfonos inteligentes que también monitorean el estado del cultivo. Lo es también aquello nuevo que genera resultados económicos. Por ejemplo, la siembra de lombrices para mejorar la calidad de los suelos o la utilización de bioles, señala a EXPRESO Víctor Haón, de Quevedo.

Marcel Ayala, vocero del programa Smart Agro, interpretó el informe del vuelo de prueba que determina el estado de sanidad del cultivo, el manejo de sigatoka negra, un inventario de unidades plantadas respecto al desconocimiento de posibles pérdidas, recomendaciones para mejorar su productividad y un análisis estadístico y económico. El monitoreo de 46,32 hectáreas evidenció una pérdida económica de más de 20 mil dólares.

“Con esta nueva técnica el productor estaría en la capacidad de determinar en qué lotes tiene que levantar su productividad y tomar decisiones oportunas en el manejo de sus recursos y así lograr un mayor retorno de su inversión”.

Para Sigüenza, propietario de la finca Clemencia, en la que se cultiva palma africana y banano, esto ayudará a incrementar la productividad. El profesional, con un masterado en Agronomía, dijo que su producción supera las 1.600 plantas por hectárea y obtiene 3.500 cajas por hectárea.