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De conductores a forajidos

Choque múltiple del pasado 13 de octubreen el km. 4 vía a Daule

Eduardo Z. viajaba por la vía del Parque Nacional Cajas, con dirección a Guayaquil, luego de un campeonato de ráquetbol, en Cuenca. En un tramo de la carretera en la que se anunciaba una curva, su auto fue impactado por un bus de cooperativa que transportaba pasajeros.

Luego de la colisión, Eduardo, que iba conduciendo, quedó inconsciente, mientras que el copiloto resultó con heridas leves.

El chofer se dio a la fuga, a pie, mientras que los pasajeros y otros conductores auxiliaban a los afectados. Como resultado del incidente, Eduardo perdió la pierna izquierda. De eso ya han pasado once años.

Asimismo, Sandra Tunja, ejecutiva guayaquileña, recuerda que su esposo, Israel Taite, vivió una situación similar hace cuatro años, cuando se movilizaba en motocicleta en la vía a Daule, al norte de Guayaquil. Un auto que, según testigos, no respetó la luz roja, impactó contra la moto. El conductor del vehículo se detuvo a revisar la situación para luego huir. Taite permaneció tres días en coma y tuvo fracturas en una pierna, pero se recuperó.

Ninguna de las víctimas se sorprende, pues es una realidad que se repite a diario en el país. Los conductores involucrados en accidentes de tránsito casi siempre huyen.

Los riesgos de abandonar el sitio de un siniestro son altos, pues en la mayoría de ocasiones el número de la placa del vehículo o la cooperativa para la que trabajan pueden servir para localizarlos. Aun así, huir es la salida más fácil.

Esto ocurre por algunas razones: temor a perder la libertad, falta de educación vial y de legislación de tránsito, limitaciones de cobertura de seguros o la normalización de la práctica. Esta última debido a que hay desconfianza en el sistema judicial, por lo que los afectados dejan de seguir procesos en contra de quienes huyen.

El presidente de la República, Rafael Correa, hizo hincapié en esta situación en el enlace ciudadano del pasado 12 de noviembre, en el que propuso que se duplique la pena para los conductores que causen accidentes de tránsito y se den a la fuga. “Debemos acabar con esta mala costumbre, cortarla de raíz”, dijo.

En los datos que exhibió Correa, se indica que este año se han registrado 22.593 siniestros, y de esos 8.325 son casos de conductores fugados.

El mandatario señaló que se creará una lista con los nombres de los choferes que huyeron de accidentes y se ofrecerá una recompensa para quienes colaboren en su búsqueda y captura.

Para Johnny Guzmán, fiscal especializado en accidentes de tránsito, huir luego de un accidente es una práctica negativa y considera que el problema está en la formación que se da a conductores y peatones.

Agrega que para duplicar las penas es necesario reformar el Código Orgánico Integral Penal (COIP), que ya sanciona severamente en este aspecto.

Al ser considerado como un agravante, si un chofer se da a la fuga será castigado con el máximo de la pena, que dependiendo del caso (lesiones, muerte con o sin alcohol o daños materiales) puede llegar hasta doce años de prisión.

Carlos Morales, jurista, docente universitario y exjuez de tránsito, considera que hay una falta de cultura vial, que debe combatirse con educación de tránsito desde las aulas.

No obstante, señala que el aumento de años en las penas no resolvería el problema principal. “Se debe educar, es decir que una persona que infringe la ley debe ser sancionada en el sentido en que debe hacer un curso y pasarlo. Quien no pasa el curso ni asiste a clases debe ser multado drásticamente”, menciona.

Morales agregó que otros factores, como el aumento del monto de seguros, darían más confianza a los implicados en accidentes de tránsito para que cumplan con la obligación de permanecer en el lugar.

En la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) ningún funcionario quiso referirse al tema, solo se limita a las estadísticas.

Diario EXPRESO intentó buscar la opinión de otros conductores involucrados en accidentes de tránsito; sin embargo, prefirieron no tratarlo, ni siquiera con su familia. Optaron por huir, como lo hicieron cuando fueron protagonistas de los hechos.