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Concretando

Pareciera ser que el giro deseado por los ecuatorianos en cuanto a lo político, a lo económico y a la lucha contra la corrupción, estuviese llegando a cuentagotas.

El desmontaje de las instituciones represoras del correato, el reciente retiro de la “seguridad” al expresidente Correa y al exvicepresidente Glas, dan la imagen de que el presidente indigestado por haberle tocado pagar la cuenta del “banquete” y “alucinando” sobre la revolución ciudadana cuántica, al fin diera signos de recuperación lenta de la cordura, permitiéndole comprender que el cambio deseado por los ecuatorianos no solo se refiere al tono del discurso, sino a su contenido y a la coherencia entre lo dicho con los hechos.

No se puede hablar de felicidad y salud sin proporcionar a las casas prestadoras los recursos e implementos necesarios que permitan brindar tal servicio de manera eficaz, eficiente y oportuna.

No se puede hablar de seguridad mientras se mantengan vigentes leyes prodelincuenciales y no se realice una campaña integral contra el macro y microtráfico, ni contra el lavado de activos.

No se puede hablar de desarrollo económico nombrando a funcionarios identificados con el capitalismo, pero manteniendo políticas fiscales propias de la izquierda retrógrada.

No se puede decir que estamos a favor de la libertad sin condenar al gobierno corrupto, represor, y genocida de Maduro en Venezuela.

No se puede hablar de coherencia mientras se permita a funcionarios del gobierno seguir defendiendo al socialismo revolucionario, convertido en el siglo XXI en sinónimo de represión y corrupción. Esos deberían alinearse o marcharse a su casa.

Esa desconexión entre el discurso y la acción es la que resta credibilidad y confianza en el gobernante y su gestión.

Es hora de que el presidente Moreno reduzca el tiempo dedicado a filosofar sobre las maravillas de la física cuántica aplicada a la cotidianidad, para que defina con claridad y concrete su plan de gobierno, ajustado a la voluntad popular. Es hora de que las ideas y el discurso se vayan, de una vez por todas, concretando en realidad.