La Conaie, zona minada

Los hechos violentos acontecidos en el país desnudaron falencias que deben ser corregidas. Hasta el momento hay algo singular a lo que no se pone fin y que puede traer grandes problemas al Gobierno: el caso sorprendente del dirigente de la Conaie, Jaime Vargas, que en radio, TV y medios impresos dijo que no le tiembla la voz ni le inquieta la duda, que la dirigencia indígena no negocia, impone. Se olvidó de aquello a lo que se comprometió.

El movimiento indígena y sus aliados políticos han decidido negar ser causantes del vandalismo, terror, fuerza aplicada, intimidación, violencia, además de no asumir responsabilidades, más bien victimizarse, culpar de todo al Gobierno. Manifestaron: “fue excesiva la fuerza de la Policía y militares”, y exigen la salida de los ministros de Gobierno y Defensa. Se amenazó con “formar un ejército especial” para su comunidad.

La Conaie aspira a elaborar un “plan económico” en minga popular, manifestó Vargas. Las resoluciones del 23 de octubre en Quito corresponden a 12 peticiones que serán entregadas al presidente Moreno. Este nuevo “parlamento popular” tiene el objetivo de impedir que el Gobierno desvíe la atención con las nuevas medidas. Con todas estas “amenazas” de la dirigencia de la Conaie, el presidente Moreno debe tener mucho cuidado y planificar elementos esenciales para el control de protestas violentas, revisar la posibilidad de utilizar tecnología y armamentos no letales de ser necesario. El país está en vilo porque hay opiniones permanentes de rechazar a quienes buscan protagonismo en crisis, a los que argumentan con mentiras, que amenazan y siembran miedo.

Ecuador no debe permitir que personas o grupos al margen de la ley, con fines combativos y arropados con un discurso ideológico causen un nuevo problema con la fuerza del orden. Como dice Dahik, Vargas “debe estar preso por terrorismo”. Los demás países vecinos nos están demostrando a dónde conduce todo esto; estamos a tiempo de detenernos.

Lic. Robespierre Rivas