Víctima. Luis Torres muestra cómo quedó su brazo al pisar una granada.

Comunas piden retirar poligonos de militares

Ana Jordán mira la loma Quito, ubicada al otro lado de la vía Guayaquil-Playas - en el kilómetro 11 de la comuna San Antonio-, donde existe un polígono de tiro. A sus 90 años llora de tristeza, pero también de indignación.

Ana Jordán mira la loma Quito, ubicada al otro lado de la vía Guayaquil-Playas - en el kilómetro 11 de la comuna San Antonio-, donde existe un polígono de tiro. A sus 90 años llora de tristeza, pero también de indignación.

“Los militares guardianes de nuestra patria nos cuidan del enemigo, pero en sus entrenamientos muchos civiles han ofrendado su vida por su descuido involuntario. Hay llanto y dolor”, comenta la señora.

Fausto Larreátegui ha pasado por ese dolor. El 22 de septiembre de 1982, su hijo de 5 años murió destrozado por una granada que encontró mientras jugaba en una cancha.

El 26 de junio de 1991, Rosa Jordán perdió a su hermano Luis. Regresaba de coger leña y encontró un artefacto que lo destrozó a 1 kilometro de la comuna. Nueve años después, Julia Rocohano por poco pierde a sus hijos Alejandro y Luis Torres, en ese entonces de 12 y 14 años. Ambos pisaron una granada mientras buscaban unos chivos. El primero perdió un ojo; el segundo se salvó de perder un brazo. Ambos quedaron con problemas auditivos.

En Puerto Engabao, Rosendo Muñoz y los hermanos Florencio, Cecilio y Alejandro González cuentan similares historias. El último caso fue el de José María Campoverde, quien perdió la vida el pasado 1 de septiembre tras la explosión de una ojival dentro de un aula.

Estos dolorosos antecedentes han hecho que las comunas pidan en reiteradas ocasiones a las Fuerzas Armadas el retiro del polígono de tiro que abarca las poblaciones de San Antonio, Engabao y Engunga de Santa Elena.

Margarita Cedeño, presidenta de la comuna San Antonio, asegura que en octubre de 2010 lo pidieron al presidente Rafael Correa. Hasta ahora esperan respuesta. Engabao ha pedido lo mismo, “pero nada” pasa, afirma Sergio Tomalá.

El último pedido lo hizo el párroco Mario Pazmiño en la misa de cuerpo presente de José María, para que “las Fuerzas Armadas analicen el retiro del polígono de tiro de esta zona que ha causado tanto dolor y lágrimas”.

Hace seis meses, Julio Villón, presidente del Comité de Turismo de la comuna, recuerda que hubo una explosión grande que destruyó una retroexcavadora, una ambulancia y dos camionetas. Antonio, un reciclador de casquillos, cuenta que los ingenieros en explosivos sí hacen un barrido permanente del área del polígono, de lunes a viernes.

EXPRESO intentó obtener una versión en la base de San Antonio, pero se informó que es el alto mando quien tiene la respuesta a ese pedido.