Doris Soliz repitió, ayer, el escenario de soledad que tuvo Augusto Espinosa el mes pasado. Los dos pierden el respaldo de sus compañeros asambleístas, pero se niegan a dejar las presidencias de las comisiones de Relaciones Internacionales y de Educación.

Las comisiones se desgranan

La inconformidad de varios legisladores sobre la dirección de las comisiones despierta, según dicen, la necesidad de cambios.

Las dudas sobre el liderazgo en la Asamblea Nacional aumentan. La inconformidad de varios legisladores sobre la dirección de las comisiones despierta, según dicen, la necesidad de cambios. La diferencia, con respecto a pedidos anteriores, es que ahora hay acciones concretas.

Elizabeth Cabezas, asambleísta de PAIS, ve inevitable el nombramiento de nuevos presidentes en al menos dos comisiones porque no hay el trabajo ni el respaldo necesario.

Ella se refiere, por ejemplo, a los siete asambleístas que presentaron por escrito un pedido para que Doris Soliz deje la presidencia de la mesa de Asuntos Internacionales. Que el 58 % de la comisión exija un cambio debe, a sus ojos, impulsar las modificaciones.

Soliz no está de acuerdo. Ella insiste en permanecer en el cargo, pese a la pérdida de apoyo mayoritario.

Lo mismo pasa en Educación. La falta de apoyo a la gestión de Augusto Espinosa provoca que la comisión no haya sesionado en más de dos semanas.

Espinosa y Soliz, a más del rechazo de sus colegas, tienen en común su afinidad con el expresidente Rafael Correa.

Ser parte del movimiento, aún no registrado, Revolución Ciudadana no es sinónimo, sin embargo, de poco apoyo. EXPRESO consultó a una veintena de legisladores y, en algunos casos, la gestión de presidentes “correístas” es bien calificada.

Pabel Muñoz es un ejemplo. Él lidera la Comisión de Régimen Económico y sus colegas creen que lo hace “bastante bien”. Gabriela Larreátegui, de CREO, rescató la participación y colaboración del exsecretario de Planificación.

Marcela Aguiñaga, Liliana Durán y William Garzón también tienen evaluaciones positivas (ver recuadros).

El resto de comisiones tiene otro tipo de observaciones. Roberto Gómez (CREO) considera que hay mesas donde la participación y los avances no han sido los esperados. Por eso, rescata, se deben cambiar las presidencias sobre la base de resultados. No por tendencia ideológica o postura frente al Gobierno.

Cristina Reyes (Partido Social Cristiano) coincide con Gómez. Ella cree que las comisiones deben reformarse si no hay resultados después de casi nueve meses de gestión.

Bairon Valle, asambleísta desafiliado de Alianza PAIS, no está de acuerdo. Para él, y con eso concuerda su correligionaria Soledad Buendía, los presidentes y vicepresidentes fueron elegidos por dos años. Luego de ese periodo podrán dejar el cargo, no antes.

Con apoyo

La participación, el diálogo y el respeto caracterizan a tres presidentes del ala correísta. Pabel Muñoz, Marcela Aguiñaga y Liliana Durán tienen una buena calificación en la evaluación. Cristina Reyes, Lourdes Cuesta, Soledad Buendía, Gabriela Larreátegui, Lira Villalva, Bairon Valle y Roberto Gómez consideran que hay un buen trabajo.

A prueba

William Garzón, también de los cercanos a Correa, preside la Comisión de Salud. Sus miembros creen que la participación de todos en la construcción de leyes ha sido la constante. Ana Galarza (CREO) espera que ese ritmo se mantenga porque, reconoce, los vientos de cambio de presidencias toman fuerza en la Asamblea.

Rechazados

Augusto Espinosa y Doris Soliz, si dependiera de los miembros de las comisiones de Educación y Relaciones Internacionales, ya no estarían en sus cargos. Su falta de gestión, dicen, es evidente. Fabricio Villamar, Dallyana Passailaigue, René Yandún, Paolo Vintimilla y Ana Belén Marín son algunos de sus críticos.