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Colecciona nacimientos desde hace 31 anos

En el sur de la urbe porteña, Ángela Roa tiene aproximadamente 90 nacimientos. Todo inició con una promesa hecha a Dios por la salud de su hijo.

Ángela Roa acomoda cada pieza de los pesebres en la sala de su casa.

Un acto de fe llevó a Cira Ángela Roa Madrid a tener una colección de aproximadamente 90 pesebres en la sala de su casa.

De varios tamaños, colores, formas e incluso de distintas ciudades y países, los nacimientos del niño Jesús son la prueba de que Angelita, como la conocen sus vecinos, ha cumplido con la promesa que le hizo a Dios cuando el menor de sus cuatro hijos, Carlos (35) estuvo enfermo.

Era finales de la década de los 80 cuando Carlitos, entonces de cuatro años, le pidió a su mami adquirir “una familia” para Navidad. Se trataba de la Sagrada Familia en un pesebre, representando el nacimiento del hijo de Dios.

Acudieron a una importadora en el centro de la urbe porteña y decidieron adquirir el nacimiento que sería el inicio de una tradición familiar.

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Carlos de pequeñito presentó una afección en el corazón por la que tenían que practicarle una cirugía, recuerda Ángela, quien se aferró a la oración y pidió por su vida.

En ese momento hizo una promesa. “Le pedí a Dios que mi hijo se recupere. Y prometí que haría la Novena al Divino Niño cada año, hasta que Dios me tenga con vida”, recuerda la mujer.

Desde entonces, cada diciembre organiza la Novena que inicia el 16 y culmina el 24 de diciembre, fecha en la que le cantan el feliz cumpleaños al niñito Jesús.

Esa promesa, además de fortalecer su fe, con la recuperación de su hijo, hizo que su familia y vecinos honren la fecha. Al principio lo haría con nueve familias del sector; ahora son 22, asegura la dama.

Esa misma tradición anual la llevó, años después, a coleccionar pesebres que recibía como obsequios de sus amigas.

“Ellas sabían lo mucho que me gustan los nacimientos; cada uno de estos son para mí como mis hijos”.

Así ha logrado acumular unos 90 belenes y cada uno tiene una historia en particular.

Por ejemplo, el que le trajeron de Perú, fue un pedido de su hijo Carlos a un amigo de Lima que estaba por llegar al país. “Le dije: podrías traerme un pesebre y él me dijo ¡ah, te refieres a un retablo! Allá les dicen así y me trajo ese que está en la esquina”, cuenta el joven mientras señala el colorido nacimiento en forma de tríptico que destaca al fondo de la escenografía armada para exhibir la colección.

Otro que resulta diferente es el que tiene forma de matrioshka, incluso el buey. “Ese se lo trajo mi hermana de Rusia”, dice Carlos.

Son 9 piezas de forma cilíndrica que representan a José, María, Jesús, los tres Reyes Magos, el ángel, el pastor y un buey, que llegaron dentro de una matrioshka que también tiene pintada la escena del pesebre.

En la villa ubicada en la ciudadela Pradera 2, Ángela tiene la dedicación y paciencia de decorar su hogar con todos los nacimientos, desde el más pequeñito hasta los más grandes, que coloca en varios rincones de su hogar.

Están sobre el piano en el que su hijo da clases de música; en el comedor, el aparador, en repisas de vidrio, mesitas y la mayoría agrupados en una especie de escenario en el que se colocan con delicadeza los José, Marías, niñitos Jesús y tantos elementos representando esa escena sagrada del catolicismo, que recuerda que el hijo de Dios nació en un lugar humilde hace más de dos mil años.