Ciudades violentas
En el informe sobre las cincuenta ciudades más violentas del planeta que presenta anualmente el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública, que incluye exclusivamente a las de más de 300.000 habitantes y deja de lado a aquellas que se encuentren en zonas de guerra, se establece que cuarenta y una de ellas están localizadas en Latinoamérica.
La lista de 50 la encabeza Caracas, con un índice de 119,87 asesinatos con violencia por cada 100.000 habitantes. Las cuarenta y nueve restantes están ubicadas en Brasil (21), Venezuela (8), México (5), Colombia (3), Honduras (2) y El Salvador (San Salvador), Guatemala (Ciudad de Guatemala) y Jamaica (Kingston). El resto corresponden a Estados Unidos (St. Louis, Baltimore, Detroit y Nueva Orleáns) y tres en Sudáfrica.
El elevado índice de Caracas, que se incrementó en 444 % desde la llegada de Hugo Chávez al poder, se atribuye al deterioro de su situación económica, a la inestabilidad política, a la corrupción de sus autoridades, a la impunidad de los delitos y, en general, al descontrol y a la inestabilidad de la vida cotidiana.
En el otro extremo se encuentra Tokio, una de las ciudades más grandes y pobladas del mundo y a su vez, una de las más seguras. Su tasa de homicidios es de apenas 0,2 por cada 100.000 habitantes. Encabezan la lista, además, Singapur, Hong Kong, Seúl y Jakarta, todas megaciudades asiáticas, lo que demuestra que la inseguridad no tiene necesariamente que ir de la mano de los grandes crecimientos urbanos.
En nuestro país, según datos oficiales, la tasa de homicidios es de 6 por cada 100.000 habitantes. En Quito es de 4 y en Guayaquil de 9,17; en ambos casos muy por debajo de la tasa promedio del sur de nuestro continente, que es superior a 30.
Los números indican que vivimos en uno de los entornos más peligrosos del planeta y que la erradicación de la violencia solo será posible mediante la superación de las enormes desigualdades sociales, el fortalecimiento de las instituciones públicas, el desarrollo de programas de inclusión social, la educación y el fin de la impunidad.
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