Opción. Los transportistas urbanos tienen como principal alternativa al diésel antes que la gasolina.

Otras ciudades ya dejaron el diesel, Guayaquil no puede

El director de la organización Medio Ambiente Sustentable, Xavier Salgado, indicó que si bien el diésel representa un menor consumo a diferencia de la gasolina, el índice de contaminación es cuatro veces superior, por sus altos niveles de dióxido de ni

El uso del diésel en la transportación urbana va quedando en la historia, especialmente en ciudades europeas, como Madrid, Róterdam y Copenhague, en donde se apuesta por líneas eléctricas.

En Latinoamérica, siguen esta tendencia Santiago, Medellín y San Juan. Lo hicieron por cuidar el medio ambiente y proteger la salud de los ciudadanos, cuyas vías respiratorias pueden verse afectadas.

El director de la organización Medio Ambiente Sustentable, Xavier Salgado, indicó que si bien el diésel representa un menor consumo a diferencia de la gasolina, el índice de contaminación es cuatro veces superior, por sus altos niveles de dióxido de nitrógeno.

Pero para los transportistas guayaquileños, que hoy, como lo publicó ayer EXPRESO, se quejan de la calidad del diésel, este combustible se ha convertido en un mal necesario. Es la única opción más cercana para ofrecer el servicio de acuerdo con la tarifa establecida.

Los 30 centavos del pasaje, a criterio del sector, no justifican apostar por buses que operen a gasolina, gas o electricidad, que según los expertos es más amigables con el medio ambiente.

“Si la tarifa actual no nos parece justa, no podemos pensar en vehículos a gasolina, cuyo pasaje debería ser de al menos 50 centavos, porque dicho combustible cuesta y se consume más”, opinó el dirigente de la transportación Plinio López.

Suma otro ejemplo, como es el costo por un bus que funciona a diésel. Su valor oscila por los 125.000 dólares, que a un crédito de 10 años terminan pagando cerca de 170.000 dólares.

El gerente general de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), Andrés Roche, se proyecta más allá, como es la operación de unidades que funcionan con electricidad. Incluso ha dialogado con ensambladoras interesadas en la propuesta.

Pero está consciente que llegar al bus eléctrico es una proyección lejana, “más aún si seguimos quejándonos de que los nuevos motores no se adaptan al tipo de diésel que recibe Guayaquil”.

Para pensar en el bus eléctrico, a criterio de Roche, debería haber incentivos por parte del Gobierno nacional, como cero aranceles para la importación de las unidades y un menor valor en la matriculación.

El presidente de la Federación de Transportistas Urbanos del Guayas (Fetug), César Carranza, reveló que desde hace tres años analizan la propuesta de buses eléctricos, cuyo costo en el mercado internacional promedia los 400.000 dólares.

Tampoco descartan las unidades que funcionan a gas, que cuestan cerca de 250.000 dólares, pero para ello se requieren de fuentes de abastecimiento.

No piensan en los vehículos que funcionan a gasolina porque el consumo es superior, lo que no justificará ni siquiera una tarifa de 50 centavos.

Carranza concuerda con Roche. Cree que es necesario el apoyo del Gobierno nacional, hasta donde han enviado oficios ante una posible aplicación de las unidades eléctricas.

Por lo pronto a los transportistas les toca mejorar la calidad del diésel. Los distribuidores guayaquileños aclaran que esa labor no está en sus manos.

“Lo único que podemos hacer es filtrar las impurezas y la humedad, un servicio que no recargamos al bolsillo del transportista”, remarcó el empresario Iván Casanova.