La ciudad y el tratamiento del agua

Guayaquil tiene una larga historia de relación y vínculo con el agua por su origen, desarrollo y posicionamiento. Su ecosistema tiene que ver con el recurso hídrico. Pero en cada estación lluviosa parece que se olvida de que está conectada con el Pacífico y la red de esteros que la penetran. Muchos de ellos fueron taponados por ocupación y asentamientos irregulares.

Se desconoce que la urbe tiene ríos que evidencian su naturaleza y conexión: Guayas, Daule y Babahoyo, que como una tríada forman parte de su historia fluvial, que tiende a desaparecer porque no se valora esa tradición.

Es importante que la ciudad actualice su plan maestro para el tratamiento y manejo de aguas. Así recuperará su conciencia de vínculo con ella y reconocerá esa riqueza hídrica. Por esto el mecanismo de drenaje fluvial que se va a implementar en Guayaquil reconoce la existencia de cuatro cuencas: oeste, noroeste, centro-sur y noreste. Este sistema abarca 1.476 km de redes, 106 km de ductos cajón, 290 km de canales de tierras y 11 km de canales revestidos.

Es significativo que Guayaquil sea reconocida por su riqueza hídrica, pero también que está entre las 10 ciudades del mundo más vulnerables a las inundaciones. Por eso el proyecto de planificar el manejo integral de drenaje fluvial en 345.000 km2 de territorio urbano, en la forma de gestión de riesgo ante eventualidades por la estación lluviosa es tarea que hay que valorar.

De ahí que este tema al que el Municipio e Interagua están interesados en dar solución, deba ser reconocido por la sociedad. Mucho más cuando se busca hacerlo con nuevos y renovados criterios de cambio “que tomen en cuenta la adaptación de mitigación de impactos que genera el cambio climático” (Emapag). Los técnicos dicen que el sistema de tubería de evacuación de aguas debe ser rediseñado y reestructurado.

Lo cierto es que esta obra de Emapag y del Municipio tendrá a su disposición $ 340 millones para inversión en agua potable y alcantarillado en los próximos años. Esta será una acción que lograría que sus autoridades y ciudadanía tengan mejor conciencia de la relación de Guayaquil con el agua, las lluvias, la evacuación de ellas, etc.

La revalorización de la conciencia hídrica de los guayaquileños es fundamental en la formación del ciudadano, de sus instituciones y autoridades.