Una ciudad de ensueno

Un día desperté con una extraña emoción. No entendía lo que sucedía a mi alrededor, el ambiente era placentero y el viento en calma trasmitía un silencio extremo. Busqué la causa y encontré que estaba en una ciudad con una movilidad de ensueño, en donde la gente acata sus leyes, los buses paran en sus paraderos, los pasajeros usan estos espacios ordenadamente, los motociclistas y tricicleros acatan las normas de tránsito (...). De verdad soñé que era una ciudad encantadora donde nadie irrespetaba las leyes de tránsito, a la vez no podía creer lo que estaba ocurriendo y me dí cuenta que la inocencia puede soñar con todo lo que de verdad quisiera que ocurriese.

Eco. Mario Vargas Ochoa