China vive un lucrativo ‘Baby-Boom’

China vive un lucrativo ‘Baby-Boom’

A sus 38 años, Zheng Xiaoyu había prácticamente renunciado a su sueño: tener un segundo hijo. Pero, cuando el Gobierno chino enterró hará un año la política del vástago único, no perdió el menor tiempo para encargar al benjamín.

La entrada en vigor, el 1 de enero de 2016, de la ley que autoriza a todas las parejas chinas a tener dos hijos creó un mini “baby-boom”, con un millón de nacimientos más durante el año que finaliza -y lucrativos beneficios para algunos.

Unos 17,5 millones de bebés fueron dados a luz en el país más poblado del mundo, invirtiendo la tendencia tras una caída de la tasa natal en 2015.

Xiaoyu alumbró en noviembre a un niño, nueve años después de tener al primero.

Hasta 2015, en tanto empleados de empresas estatales, se arriesgaban a perder su trabajo en caso de transgredir la política del hijo único, impuesta desde fines de los años 1970 para frenar una expansión demográfica galopante.

Pero el alarmante envejecimiento de la población obligó a un cambio de rumbo. Desde 2013, el Gobierno autorizó a las parejas en las cuales uno de sus miembros fuera hijo único a tener un segundo.

“¿Por qué había que poner trabas a la necesidad de tener hijos?”, se indigna Zheng. “De todas maneras, por razones financieras, la mayoría de la gente no quiere tenerlos”, añade.

Según una encuesta de la Federación de mujeres publicada en este diciembre, el 53 % de las familias que ya tienen un hijo no quiere un segundo.

“Para ello los servicios sociales deberían mejorar. Si no, va a haber aún más diferencias entre ricos y pobres. Yo decidiré cuántos tengo según mis posibilidades”, asegura Xio Huama, de 35 años.

Acercándose a los 40 años, Xiaoyu estaba inquieta por este segundo embarazo. Inclusive, aunque todo ha ido bien, se recupera junto a su bebé en un establecimiento en el que las mujeres chinas se sacrifican practicando el tradicional “zuoyuezi”, el mes en que la parturienta se mantiene sentada.

La joven mujer no ha puesto los pies fuera del lugar desde hace 30 días y cuenta realizar ejercicios durante 26 jornadas suplementarias, cuestión de recuperarse lo mejor posible.

La medicina china tradicional recomienda a las jóvenes madres mantenerse al calor durante un mes, evitar los baños y las corrientes de aire, así como ciertos alimentos, con el objetivo de escapar de la artritis a largo plazo.

Tomando estos consejos al pie de la letra, una mujer que acababa de parir murió a causa de un golpe de calor durante el verano de 2015 en Shanghai, tras enrollarse en un edredón y apagar el acondicionador de aire.

Zheng Xiaoyu descansa en Pekín en el Centro Xiyuege (Hogar del mes de la suerte), frente al cual se alinean autos de lujo. Este establecimiento, con 75 habitaciones, instalaciones para recuperar la forma física, así como sala de masajes con piezas de jade que hacen aumentar la temperatura del cuerpo, y seis comidas diarias destinadas a hacer incrementar la leche materna perdiendo peso al mismo tiempo.

Este tipo de clínicas está en plena expansión en China, que contaba con 760 en 2014, con ingresos de un monto de unos 580 millones de euros, según el sitio en Internet China Industry Information. Esta suma se duplicará de aquí a 2019, según prevé esta fuente.

En el Centro Xiyuege, el número de clientes que se recuperan de un segundo embarazo ya se duplicó respecto al año precedente, estima Zheng Hui, la enfermera responsable de las internadas VIP, que pagan por su estadía unos € 1.000 diarios.

El negocio marcha tan bien que la clínica prevé abrir un tercer centro en Pekín.

“La demanda ha aumentado mucho en 2016, está muy claro. Los clientes reservan cada vez más por anticipado”, a veces desde el primer mes de embarazo, informa la directora de marketing, Hou Yanran.

En cuanto a los demógrafos, se mantienen cautos: en parte el “baby-boom” registrado en 2016 podría explicarse por ser el Año del Mono, signo del horóscopo chino supuestamente de buen augurio, si además se considera que la mayoría de los nacimientos ocurrió en el primer semestre.

Para Yuan Xin, experto en planificación familiar, citado por la prensa oficial, el país simplemente sufre con retraso los efectos de la flexibilización adoptada en 2013 y hay que esperar algunos años para medir las reales consecuencias del fin de la política del hijo único.

Según previsiones oficiales, China alcanzará en 2029 su tope de población en unos 1.380 millones, cifra que se mantendrá estable a partir de entonces.

Para animar a engendrar, una docena de provincias chinas ya ha puesto en marcha diferentes incentivos: por ejemplo, la norteña Shanxi ha aumentado las vacaciones a los recién casados a 30 días (de los alrededor de 10 habituales), y Fujian (sureste) lidera con cinco meses la mayor baja de maternidad nacional. La provincia de Heilongjiang (norte) ha aprobado cláusulas para que ciertas familias puedan tener hasta tres retoños, pero no todos los posibles padres anhelan ese escenario a cualquier precio.

El segmento más difícil de persuadir son las más jóvenes, pues alrededor del 60 % de las mujeres chinas dispuestas a tener dos o más hijos tiene como mínimo 35 años, según la Comisión Nacional de Planificación Familiar de China (NHFPC).

Es el caso de Wang, a punto de llegar a la mitad de la treintena y madre de una hija. La mujer afirma que está buscando el segundo, y que, “si me lo permite el Gobierno, quiero dar a luz tres hijos”. Ella cree que seguirán relajando las medidas porque “ un segundo hijo no va a solucionar el problema demográfico”.

Pese a la eliminación de la política del hijo único, la población activa china (entre 15 y 64 años) bajará de los 1.000 millones actuales a 830 millones en 2050, según cifras de la NHFPC.

Por este motivo, Liu Jiehua, investigador del Instituto de Población de la Universidad Beida vaticina, como muchos otros expertos, que el Gobierno chino “ampliará gradualmente la política demográfica” mientras acomete las reformas sociales. Este estudioso prevé que será en 2020, como mucho, cuando las parejas chinas puedan tener los hijos que quieran.