China: la razon oculta
China no deja de asombrar al mundo económico actual. Muchos envidian su crecimiento continuado y sostenido, cuanto sus altas tasas, que son las mayores del mundo (junto con la de India). Algunos -con cierto grado de incomprensión- llegan a estimar que la clave de esto es la “singular combinación” de un régimen autoritario sin democracia, con derechos humanos restringidos y vulnerados, un hiperestatismo y una fuerte burocracia comunista, etc.
Otros creen que es la particular simbiosis de un agresivo y obsesivo neomercantilismo y comunismo capitalista, con adquisición constante de bonos de EE. UU. y “ayuda” a los países subdesarrollados petroleros.
No pocos piensan que es una curiosa síntesis de las ideas de Confusio -Lao Tse con Adam Smith y un Marx de conveniencias, etc.
Sea lo que fuere, lo cierto es que China en lo económico crece y no deja de hacerlo. Exporta y vende mucho más barato que los países capitalistas. La oferta china está en todas partes. Se ha tomado el mundo.
Sin embargo, hay una razón oculta que no es productiva sino monetaria. Es la que sostiene ese agresivo neomercantilismo planetario que realizan las empresas y el Estado chino.
Por esta razón se ha afirmado a través del tiempo que sus grandes beneficios comerciales se sustentan en esa hábil política monetaria que explica la agresividad comercial de China.
Las empresas chinas siempre han competido “con sus rivales con una ventaja de tener una moneda local artificialmente devaluada. Esta ventaja se traduce en más crecimiento económico y en nuevos puestos de trabajo. Al resto del mundo le gustaría que el yuan fuese un 20 % más caro con respecto a otras monedas”. Ellos “tienen una justificación por mantener la acelerada expansión de su economía y del empleo. Y esa obsesión se expresa, entre otras maneras, en los esfuerzos de Pekín por mantener un yuan depreciado” (Moisés Nahím).
¿Hasta cuándo seguirá este coloso en esta singular etapa artificial de competitividad y neomercantilismo agresivo y planetario ya tan característicos de los chinos? Nadie lo sabe. Ellos tampoco. Pero en todo momento luchan por mantener este privilegio que les permite tener altas tasas de acumulación al costo de quebrar a sus competidores.