Tradición. La procesión es encabezada por el baile de los diablitos.

En Chambo, los diablitos danzan todos los anos para rendir homenaje a un santo

La fiesta de los diablitos de Chambo, en la provincia de Chimborazo, es una mezcla de fe católica y creencias ancestrales andinas.

No portan cuernos ni caretas, aunque sí visten de rojo y llevan gafas oscuras. La fiesta de los diablitos de Chambo, en la provincia de Chimborazo, es una mezcla de fe católica y creencias ancestrales andinas. Los antiguos bailes para atraer la lluvia ahora se ejecutan en honor a San Juan Evangelista, patrono del cantón y al cual la población atribuye milagros. La festividad, que se retomó hace casi medio siglo, se cumplió este 26 de diciembre como manda la tradición.

Empezó al final de la novena, cuando los diablitos, sin parar de bailar, animaron a los habitantes a salir de sus casas hasta la capilla de San Juan Evangelista, ubicada en el barrio del mismo nombre.

Ahí los fieles cargaron la imagen y salieron en procesión hasta la iglesia del centro de Chambo, donde se la dejó pernoctar una noche, en medio de la quema de castillos. Al día siguiente, luego de la misa, los diablos encabezaron el retorno seguidos por varias comparsas que, al llegar a una explanada, rindieron homenaje al santo.

La vestimenta está compuesta por un traje de color rojo, que representa al diablo; una faja kawiña de varios colores, cintas con espejos que cruzan el pecho y que simbolizan la luz; apliques muy grandes sobre los hombros con mensajes alusivos a la libertad.

En el año de 1827, con la llegada de los padres franciscanos, se instaura la fiesta de San Juan y se mimetiza con la tradición indígena de danzar para ahuyentar a los malos espíritus. (F) PO